Nazaré, Fortes y Damián Castaño, por la puerta grande de La Ancianita de Béjar

 Nazaré, Fortes y Damián Castaño, por la puerta grande de La Ancianita de Béjar
Nazaré, Fortes y Damián Castaño, por la puerta grande de La Ancianita de Béjar
Plaza de toros de La Ancianita de Béjar. Tres cuartos de entrada. Toros de Montalvo, muy buenos, para Antonio Nazaré, oreja y dos orejas; Jiménez Fortés, silencio y dos orejas; y Damián Castaño, silencio y dos orejas. Vuelto el ruedo para el toro Escopetero. El tercero de la tarde fue aplaudido en el arrastre.

Abrió la plaza Nazaré con la responsabilidad de sustituir a Juan del Álamo, el nuevo ídolo de la afición charra tras una temporada de éxito pero cortada este mes de septiembre por una lesión en el pie. Ante un toro que respondió, se lució con el capote y aprovechó los muletazos para motivar al público. Con una certera estocada lograba la primera oreja de la tarde. En su segundo supo entender mejor al toro, ofreciendo las mejores tandas con la muleta hasta este momento de la tarde. Una gran estocada certificaba las dos orejas.

Por su parte, Jiménez Fortes destacó sobre todo con la muleta en su primer toro, pero falló en la espada y perdió al menos una oreja que tenía asegurada, recibiendo dos avisos para ser posteriormente silenciado. En su segundo quiso arreglar la situación y salió con muchas ganas. De hecho, sufrió una voltereta, aunque sin mayores consecuencias. Buenas series de muletazos certificados con una estocada directa. Aunque el toro se hizo fuerte y tardó en caer, fue premiado con dos orejas.

 

Cerraba la terna el salmantino Damián Castaño, quien recibió a su primer toro de rodillas en las tablas. Toda una declaración de intenciones que se fue diluyendo según avanzó la lidia, con tandas sueltas de muletazos, sin continuidad. Falló en la espada y fue silenciado. No así el toro, Chisposo, que fue aplaudido en el arrastre por el público. En su segundo toro, viendo que sus compañeros abrían la puerta grande, Damián Castaño dio el todo por el todo. Salió a por todas y cosechó el premio buscado, deleitando al personal con el capote y la muleta, y refrendando con una gran estocada. Dos orejas para redondear la tarde.

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