Ya no hay toros en Cataluña pero nos queda Serafín, que en forzoso exilio sigue reivindicando el toreo en aquellas tierras. Con el mejor lote de un desigual pero muy manejable encierro de Montealto, pero también con más ambición que sus compañeros, el de Montcada se llevó la tarde de calle y se erigió en el primer triunfador del ciclo, informa mundotoro.com

Primero cortó las dos orejas del tercero, un notable ejemplar melocotón, bajo y reunido, que embistió con son y profundidad a los engaños del catalán, que lo cuajó a la verónica -en el saludo y en quite- para después muletearlo con temple y reposo. Destacaron las series por el pitón izquierdo por donde el toro se abría y los muletazos adquirieron mayor dimensión.

Se entregó en la estocada después de un pinchazo y salió de la voltereta con un fuerte golpe en la zona testicular. Ingreso por su pie en la enfermería tras pasear las dos orejas. En el sexto, serio y noble, lo volvió a bordar con el capote antes de manejar con solvencia su condición y rematarlo de otro espadazo eficaz.

No hubo manifestaciones al final de la lidia del primero, animal que manseó en los primeros tercios y no acabó de entregarse en la muleta de Victor Puerto, que lo despachó sin brillantez. Más recorrido pareció tener el cuarto, pero el manchego desistió pronto y el publico se lo recriminó.

El segundo fue el más deslucido, pues le faltó raza y fondo. El quinto en cambio se empleó en un exigente tercio de varas y a pesar del severo castigo embistió con son por el pitón izquierdo fundamentalmente. En ambos Saavedra lo intentó sin éxito.

Parte facultativo: Serafín Marín fue atendido en la enfermería de dos varetazos, uno a la altura del pene y el otro en el tercio superior del muslo derecho de pronóstico leve, que no le impidieron continuar la lidia.

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