Según informa www.mundotoro.com, "tampoco lo puso fácil el tercero, exigente, y obligó a Juan del Álamo a hacer un esfuerzo grande, pero sin recompensa. El calor le afectó al torero, que llegó al callejón ligeramente mareado, aunque se recuperó rápidamente, una vez hidratado. Juan del Álamo cambió el premio que merecía su faena al sexto por una ovación que supo a poco por el pinchazo y la tardanza del toro en caer. El torero salmantino pudo gustarse en una labor templada, basada en los dos pitones y que tuvo siempre la despaciosidad como su mejor virtud. El toro, con sus ?teclas? respondió y colaboró con embestidas enclasadas. Buena imagen de Del Álamo".

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