- Debuta con caballos en Ciudad Rodrigo el próximo Martes de Carnaval. ¿Qué sensaciones tiene de cara a su actuación en el coso mirobrigense?
- De momento, inquietud. No sabes lo que puede pasar. Siempre uno aspira a hacerlo lo mejor posible y a sacar triunfos. Estoy ilusionado y con ganas esperando a que llegue el día.

- Ya ha tenido la oportunidad de triunfar en plazas importantes. Por ejemplo, en Salamanca, donde ha abierto la Puerta Grande en dos ocasiones.
- La verdad es que sí. Sin caballos somos pocos los privilegiados que hemos podido salir así. Además, he tenido la oportunidad de abrir esa puerta dos veces y eso me ha ayudado mucho y me ha motivado en todo lo que voy haciendo. No me ha dado para torear treinta novilladas pero sí es cierto que me ha servido. Dos puertas grandes en Salamanca no se abren siempre.

- ¿Qué se la pasa por la cabeza a un joven como usted cuando está a punto de hacer el paseíllo en una plaza como la de Salamanca?
- Venía de una temporada que venía sonando, pero llegar a La Glorieta no tiene nada que ver. Venía de plazas como Valladolid de la misma categoría pero uno aspira a hacerlo lo mejor posible en su tierra y en su casa. Solo pisar la arena solo piensas en disfrutar. Tuve la suerte de que salieron las cosas muy bien y acabé contento por las tardes que tuve allí.

- Y ya que estamos hablando de La Glorieta, ¿cree que es una feria y una plaza que concede las suficientes oportunidades para los jóvenes toreros y las futuras figuras?
- La feria de Salamanca siempre se ha catalogado como una gran feria, a la que se han traído siempre a las máximas figuras. No soy quien para criticar y siempre me ha fustado la feria. Además es de las pocas que mantienen la novillada picada y eso es de agradecer para la gente que queremos tener la oportunidad de dar el salto. Ahora se está dando oportunidades muy buenas para los jóvenes con la clase práctica a la vez que se intenta atraer al público a la plaza. La feria de Salamanca siempre tiene que ir a más.

- Proviene de una familia eminentemente taurina. ¿Cuándo decidió que quería ser torero?
- Tengo una familia muy unida al mundo del toro. Mi primo, por ejemplo, es matador de toros. Mi padre es vaquero, mi tío mayoral, etcétera. Me he criado en el campo y siempre he tenido el gusanillo por los toros. Pero hasta que no vas creciendo y vas sintiendo el ?gustillo? de decir qué se siente delante del animal? Hasta que no sientes eso no puedes seguir adelante. Empecé con 16 años y desde entonces las sensaciones son únicas.

- ¿Qué sintió cuando se puso por primera vez delante de un astado?
- La primera vez que me puse delante no sabía ni por dónde me iba a salir. Muchos chavales se tiran horas y horas entrenando de salón. En mi caso, un banderillero me dio unos consejos delante de una ?erala? y la gente ya decía que parecía que llevaba toda la vida toreando. Vamos, que se me veía una cierta soltura. Delante de una becerra tienes respeto pero no es lo mismo que ponerse delante de un novillo. Ahí la cosa cambia pero para mí es una cosa increíble y única. Cuando uno disfruta y se pasa el toro por la barriga, es indescriptible.

- Su pongo que por su situación, con familia metida de lleno en el mundo de la tauromaquia, le habrán dado muchos consejos. ¿Con cuál se queda?
- Estando muy unido al mundo del toro se reciben muchos tipos de consejos. Luego ya está en ti tomarlos y tenerlos en conocimiento o no. Ha habido muchos consejos, pero sobre todo los que más te tomas en serio son los que te dan los matadores cuando estás entrenando. Por ejemplo, en relación a las ciertas complicaciones que puedan darte los animales, etcétera. Sobre lo que es la carrera de torero también te dan muchas aportaciones porque hay cosas muy complicadas que hay que ir superando. Poco a poco se va tirando para adelante.

- ¿Cuáles son sus metas como torero?
-Desde que uno empieza siempre sueña con llegar a ser figura del toreo, ser lo máximo y mantenerte en ese pequeño escalón tan grande. Pero de momento los objetivos son a coto plazo. Ahora, de sin caballos pasamos a con caballos; después, si se puede, a matador de toros. Y expectativas, poco a poco y según vayan saliendo las cosas. Todo lo que consiga va a ser porque me lo haya ganado yo porque aquí nadie regala nada.

- Si tuviera que definirse usted mismo?
- Como torero me considero un poco irregular. Es bueno hacer autocrítica. No soy un torero que tiene una faena todo los días buena o la que uno sueña aunque nunca me ha salido la faena perfecta. Sí es cierto que me he aproximado, pero soy un torero irregular, de muletazo largo, profundo, aprovechando lo mejor posible la embestida del toro? Según va entrenando uno también va creciendo como torero, por lo que todavía no tengo un perfil fijo. Según voy creciendo también lo va haciendo mi tauromaquia.

- ¿Se fija o se ha fijado en algún torero en concreto? ¿Cuenta con algún referente en especial?
- Yo, por lo menos, no me fijo en ningún torero en concreto. A mí no me gusta torear igual que otro. Sí es cierto que te puedes fijar en el aspecto técnico: alturas, colocaciones o ese tipo de cosas tanto en figuras como en toreros antiguos.

- ¿Y le apetece más un toro que otro?
- Me gustaría decir que me gusta un tipo de toro porque lo haya toreado muchas veces, pero las circunstancias son las que son y nos toca enfrentarnos a lo que tenemos. El encaste Domecq es en teoría el que más fácil se lo pone al torero de cara al público. Como torero he tenido la oportunidad de enfrentarme a animales de muchas clases de encastes y son totalmente diferentes. Está claro que se te valora más con los encastes más difíciles.

- ¿Cómo es el día a día de una joven promesa como usted?
- La mañana la aprovecho para ir a las clases. La tarde la dedico a entrenamientos en Salamanca. Como mis padres viven en el campo, aprovecho para pasar allí todos los fines de semana y es donde compatibilizo mis entrenamientos con campo. Tres días a la semana entreno en las cuelas y si no hay nada intento torear donde sea a la vez que también dedico tiempo a los estudios.

- ¿Es difícil, a día de hoy, ser torero?
- Es todo muy difícil. Si mantienes una continuidad, quizás, pueda ser más fácil acceder a un camino que te lleve para arriba. De momento he pasado por altibajos pero ahora he resurgido y disfruto y lo veo de otra manera porque sé que no es un camino de rosas.

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