Dos efes marcaron la segunda tarde de la Feria de Salamanca. Las efes de Fandiño y Fortes, dos efes que llevan a una tercera, la efe de futuro. Las efes. Porque la ce de Castella no vino, no estuvo y, encima, tuvo mala fortuna, porque su segundo se partió una mano y no existió.

Las efes, Fandiño y Fortes, deben mirar al futuro porque a cada uno le pinta de un lado, y esta tarde lo ha dejado a la luz de las claras. Fandiño tiene futuro inmediato, lo tiene ya, y lo tiene en ese toreo que lo ha sacado de las plazas de talanqueras para llevarlo a las grandes ferias, el toreo de entrega, de dominio, de pelea, de fragor y batallas. Fandiño es tío que pide pelea porque en la pelea suele ganar. Le tocó uno primero que no era toro de batalla, sino toro para crear y recrearse. Fandiño, tras brindar a S.M. El Viti, le plantó muleta adelante, le amontonó derechazos, limpios, ligeros, ligados, toscos, rudos, poderosos, muchos, tres tandas y la gente aplaudía. Esas tres tandas y el inicio fue el tiempo que tardó en coger Fandiño la izquierda, pitón zurdo por el que Sospechoso empujaba aun más por abajo, pero en esa mano de la verdad no subió el diapasón. Plantear batalla donde los cinco mil presentes pedían excelencia. La estocada, de la casa, entrando con todo.

Fandiño gustó mucho más en el toro de la bronca, en el protestado quinto, que perdía las manos y, encima, sacaba su violencia en las telas. Aguantó la presidencia el chaparrón de pitos y Buscapases se quedó en el ruedo para que Fandiño se moviera como pez en el agua donde otros, tal vez, se viesen negros para nadar. Fandiño encontró el equilibrio de limar asperezas, de sujetar al de El Pilar y, hecho el oficio, trastear con desenvoltura y actitud. Armó faena el vasco, acalló las protestas y las convirtió en pañuelos. Y ole por él. 

Fortes tiene futuro y un pasado reciente tormentoso. Es torero con aureola de futurible, pero con el primero dio la impresión de que su futuro espléndido llegará a medio plazo. El coloradito Medido hizo esas cosas de meterse por dentro que tanto hacen los pilares en los saludos capoteros y Fortes solucionó. Pero al citar para llevarlo al caballo el toro arrolló al torero por ponerse en el camino al caballo, que es donde el animal quería ir. El descorcierto, el general y el del propio Fortes, que desde ese instante pareció estar en otro mundo. Como ido, inició de muleta, dio una primera serie sin alma, salió con el de pecho y no voló por los aires porque a veces los toreros tienen un dios que obra milagros. Aún perdido, somnoliento, desnortado, Jiménez Fortes le lanzó los vuelos con la mano del corazón y dibujó cuatro naturales que solo los consiguen los exquisitos, con esa figura tan erguida como natural, con el medio pecho, la cintura quebrada, las muñecas sueltas y ajustándose al toro por la cintura. Cuatro carteles fueron en medio de un conjunto desordenado, poco limpio y con el torero en otra película.

Fortes, ese valiente tantas veces cantado por volteretas de infarto y arrimones inhumanos, tiene futuro a medio plazo porque su valor lo usa para torear despacio, al ralentí, como por fotogramas. Así le hizo las verónicas más lentas de su vida, mecidas, de terreno ganado, con el pulso helado y las muñecas rotas. Una delicia la embestida de Niñillo, que recibió un puyazo serio, mucha capa y un quite por chicuelinas a cámara lenta, con lo difícil que eso debe ser, chicuelinas de traer, llevar, recrearse y dejar, no esas otras de cambiar el viaje fulgurante de la inercia. Tras brindar a S. M. El Viti, ya metido Fortes, ya terrenal, ya en La Glorieta, armó trasteo a un toro que apagaba en su almibarado caminar. Terminó en cercanías, como susurrándole al toro, manteniendo el interés y logrando un conjunto notable. Con la espada, un cañón, lo contrario que ese Castella que no vino y, si lo hizo, llegó gafado. Una espada de mil pinchazos en el abreplaza, toro que embistió a izquierdas y con el que francés convivió mucho tiempo sin decir nada. Al otro, al maltrecho, también lo mató mal.

Tres efes. Fandiño, con futuro inmediato en batallas que ganará, batallas. Fortes, con un futuro a medio plazo, con futuro en la excelencia si logra despertar y conjuntar lo que muestra por pasajes. Tres efes: Fandiño, Fortes y futuro, que lo hay, que lo tienen, que el futuro existe.

 

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