Premio Nobel para Donna Strickland y Gérard Mourou, dos físicos decisivos para la existencia del CLPU de Salamanca

Sin el trabajo de los físicos premiados, que mantienen una estrecha relación con Salamanca, no existiría el Centro de Láseres Pulsados

 Moureu
Moureu

La Real Academia de las Ciencias de Suecia ha concedido este martes el Premio Nobel de Física 2018 a Arthur Ashkin, Donna Strickland y Gérard Mourou. El trabajo de estos dos últimos científicos ha sido fundamental para el desarrollo de los pulsos láser más intensos del mundo, de manera que sin su contribución en la actualidad no existiría el Centro de Láseres Pulsados (CLPU) de Salamanca. De hecho, ambos físicos mantienen una estrecha relación con el CLPU.

“Estoy muy contento”, reconoce Luis Roso, director del CLPU, en declaraciones a DiCYT, no sólo por la relación personal y profesional que mantiene con los premiados desde hace más de 30 años, sino porque el Nobel supone un respaldo a la tecnología láser por la que apostó España con la construcción del centro ubicado en Salamanca, que forma parte de las Infraestructuras Científicas y Técnicas Singulares (ICTS) del país.

A mediados de los años 80 Luis Roso coincidió Strickland y Mourou en la Universidad de Rochester y quedó tan impresionado con su trabajo que decidió apostar por su línea de investigación. En concreto, desarrollaron la tecnología CPA (del inglés Chirped Pulse Amplification), que permitió construir un láser de teravatio mucho más sencillo del que existía y, posteriormente, llegar a una potencia de petavatio, como la del láser inaugurado hace pocos días por los Reyes de España en el CLPU.

“Ya existía un láser de teravatio, pero tenía unas dimensiones gigantescas. Ellos demostraron que con esta tecnología se podía poner en una mesa de pocos metros y esa fue su gran contribución”, comenta el director del CLPU, quien le otorga la mayor parte del mérito a Donna Strickland, discípula de Mourou, que se ha convertido en la primera mujer que gana un Nobel de Física en el siglo XXI. Anteriormente sólo lo habían conseguido Maria Goeppert-Mayer en 1963 y Marie Curie en 1903.

El Centro de Láseres ha mantenido una estrecha relación tanto con ella como con Mourou, quien llegó a ser miembro del comité asesor del centro y ha visitado Salamanca en varias ocasiones.

Según Roso, “la tecnología de láseres pulsados ultracortos y ultraintensos va a ser el gran pelotazo de la física de las próximas dos o tres décadas” y los galardonados “siempre han apostado por ella”. El hecho de que se reconozca esta rama de la ciencia con el Nobel le deja muy satisfecho, asegura, ya que promovió que España apostase por una tecnología de vanguardia –el presupuesto del proyecto hasta 2021 supera los 40 millones de euros– y ahora se ve fue un acierto.

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