La Universidad de Salamanca colaborará en la difusión de la figura del exrector Diego Muñoz-Torrero

Ha suscrito un acuerdo con la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste y la Fundación bautizada con el nombre del catedrático de la USAL que presidió las Cortes de Cádiz

 NORM  66
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La Universidad de Salamanca ha rubricado este lunes en el Ayuntamiento de Cabeza de Buey (Badajoz) un acuerdo de colaboración, junto a la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste, con la recién constituida Fundación Muñoz-Torrero, bautizada así en honor al antiguo catedrático y rector del Estudio salmantino, originario del municipio pacense.

Muñoz-Torrero, de cuya muerte se acaban de cumplir 89 años, llegó a presidir la comisión redactora de la Constitución de Cádiz, conocida popularmente como ‘La Pepa’, aprobada el 19 de marzo de 1812. Durante un mes, además, estuvo al frente de las Cortes. De aquella época destaca también el hecho de que la bandera nacional utilizada en la cámara gaditana, de tafetán con dos fajas rojas y una amarilla intermedia -todas de igual anchura- fue regalo del propio Muñoz-Torrero. Esa enseña fue utilizada por la Milicia Nacional a partir de 1820.

Los objetivos de la nueva Fundación pasan por fomentar el estudio, la investigación y cualquier modo de conocimiento y difusión de la figura de Muñoz-Torrero, así como la profundización en las raíces histórico-culturales de la Constitución Española de 1812, su repercusión en el resto del mundo y su proyección en la actualidad.

De igual modo, la Fundación pretende favorecer el debate y el fomento de los principios y valores democráticos. Para la consecución de estos fines, cooperará con personas, instituciones u organismos que persigan idénticos o semejantes fines.

Por tal motivo, las tres entidades que rubrican este acuerdo de colaboración se comprometen a poner en marcha proyectos de investigación, congresos, cursos, jornadas, seminarios, encuentros, exposiciones y conferencias relacionados con la figura de Diego Muñoz-Torrero, el constitucionalismo español y sus valores, la historia de España y las relaciones con la Unión Europea e Iberoamérica. A la vez, se contempla la edición de libros y publicaciones, la cooperación para el asesoramiento mutuo o a terceros junto al intercambio y la colaboración en el campo de la docencia.

Diego Muñoz-Torrero

Diego Muñoz-Torrero y Ramírez Moyano (Cabeza del Buey, 1761 - Oeiras e São Julião da Barra, 1829) ingresó en la Universidad de Salamanca a los once años para estudiar Teología y Filosofía. Tras ser ordenado sacerdote, obtuvo la Cátedra de Filosofía en 1784. Tres años después, a la edad de 26, fue nombrado rector.

Entre los méritos que se le reconocen durante su ejercicio rectoral se ha subrayado la ampliación de los fondos existentes en la Biblioteca Universitaria. De igual modo, se le reconoce su intermediación en los conflictos existentes entre las Facultades de Medicina y Artes, por un lado, y las de Teología y Jurisprudencia, por otro. Muñoz-Torrero apostó por la creación del Colegio de Filosofía además de representar un espíritu reformista en torno a los métodos de enseñanza, los planes de estudio, las prácticas académicas y los textos docentes.

Tras el alzamiento nacional contra José I en 1808, Muñoz-Torrero es nombrado miembro de la Junta de Extremadura y enviado posteriormente a Cádiz como diputado a las Cortes Generales en la legislatura 1810-1813. El 24 de septiembre de 1810, durante la jornada inaugural de las Cortes, es el primer diputado en intervenir haciendo varias proposiciones de tipo liberal relativas a la soberanía popular, la separación de poderes, la abolición de la Inquisición, la libertad de prensa o la de imprenta. En defensa de esta última apunta que se traicionarían los deseos del pueblo y se darían armas “al Gobierno arbitrario que hemos empezado a derribar, si no decretásemos la libertad de imprenta». «La previa censura es el último asidero de la tiranía que nos ha hecho gemir por siglos», añade.

El 24 de marzo de 1811 Diego Muñoz-Torrero fue designado presidente de la Cámara, cargo que ostentó durante un mes, hasta el 23 de abril.

En marzo de 1814, Fernando VII da un golpe de estado, disuelve las Cortes el 10 de mayo y declara nulas todas las disposiciones tomadas por ellas, persiguiendo y encarcelando a quienes tomaron parte en su constitución. Por liberal, Muñoz-Torrero fue detenido, y por su condición de sacerdote fue encerrado en el monasterio de San Francisco en Padrón (La Coruña), donde permaneció seis años.

En 1820, el general Riego encabeza una sublevación de las tropas reclutadas para ir a América, que, aunque fracasa, obliga al rey a jurar la Constitución. Muñoz-Torrero es elegido de nuevo diputado por Extremadura, y las Cortes le nombran presidente de su Diputación permanente, puesto desde el que consigue suprimir la Inquisición de forma definitiva.

En 1823, los Cien Mil Hijos de San Luis enviados por la Santa Alianza devuelven a Fernando VII sus prerrogativas absolutistas, dando comienzo a la Década Ominosa. Muñoz-Torrero huye a Portugal, donde también es perseguido por sus ideas liberales. Hecho prisionero, es encerrado y torturado en la Torre de San Julián de la Barra hasta su muerte. 

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