Un niño de seis años se debate entre la vida y la muerte en Cataluña afectado por la difteria, una enfermedad que no se veía en España desde hace tres décadas. El motivo, que sus padres no quisieron vacunarlo, poniendo en riesgo no sólo la vida de su hijo, sino también de las personas que estuvieron con él y pudieron contagiarse por vía aérea. No es el único caso, pues en Madrid un niño con meningitis bacteriana por meningococo contagió a toda su clase, de nuevo porque sus padres no quisieron vacunarlo. 

Y es que han aumentado los casos de niños sin vacunar por una decisión ideológica paterna, ya sea por una moda que circula a través de internet a favor de que los niños pasen las enfermedades para así crecer más fuertes, ya sea por las corrientes antivacunas que consideran antinatural introducir elementos externos en el cuerpo humano y por miedo a efectos secundarios.

Ante esta situación, los pediatras alertan a padres engañados por movimientos antivacunas que les desinforman. Así, recuerdan que el seguimiento del calendario vacunal gratuito nacional es garantía de la prevención de enfermedades y puede retomarse con la ayuda de los pediatras de Atención Primaria.

Efectos segundarios prácticamente inexistentes

La Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria (Sepeap) denuncia los movimientos que están proliferando sobre la no vacunación infantil con argumentos poco científicos y afirmar que la prevención es el mejor tratamiento para cualquier dolencia. Los efectos secundarios de las vacunas son prácticamente inexistentes y han conseguido gracias al alto nivel de protección existente que muchas enfermedades vacunables, prácticamente hayan desaparecido. ?La actitud irresponsable de los padres que no permitan que sus hijos sean vacunados puede ocasionar que puedan empezar a verse patologías que habían desaparecido?, añade.

Los pediatras explican que colectivos que promueven la no vacunación se están aprovechando del alto nivel de cobertura que tiene la sociedad española al estar la mayor parte de los niños con su vacunas correspondientes administradas. ?Un aumento del colectivo contrario a la vacunación supondría empezar a ver cada vez con más frecuencia casos como el de Olot en niños no vacunados por una actitud irresponsable de los padres?.

Por su parte, desde la Asociación Española de Vacunología (UEV) recuerda que los calendarios vacunales recomendados  por Salud Pública en cada comunidad autónoma están sustentados en la epidemiología de las enfermedades en nuestro país, las directrices de la Organización Mundial de la Salud y la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario.

?Pero hay otras particularidades que, para los que somos defensores de la vacunación que también son motivo de inquietud, el hecho de la existencia de profesionales que ejercen prácticas carentes de eficacia demostrada y no quieren asumir ninguna responsabilidad que les aleje de la autocomplacencia. Estos padres toman decisiones informadas, rara vez es por dejadez, pero los mensajes antivacunas que les llegan están disfrazados de pseudociencia.  Sumándose además elementos difusos como los intereses económicos, la falta de transparencia en las decisiones y la poca credibilidad en el establisment que merman firmeza a las recomendaciones realizadas?, añade.

 

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