La opción que tienen sobre la mesa los bancos es pelear por atrapar hasta el último céntimo del ahorro de los particulares, y el cebo más atractivo es ofrecer, aunque sea durante un corto periodo de tiempo, un elevado tipo de interés. En general, las ofertas de altas rentabilidades proceden de entidades que operan solo por internet, lo que les permite tener una estructura de costes más ajustada.
Esta batalla se ha radicalizado desde que el Gobierno levantó, el pasado 31 de agosto, la penalización impuesta el año pasado a las entidades que comercializan depósitos de alta remuneración. La penalización consistía en realizar contribuciones adicionales al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) por el ahorro captado por este medio. El Gobierno argumentaba que esta penalización hacía que las entidades optaran por vender pagarés, que no están sujetos a estas contribuciones extras, pero tampoco a la protección que el FGD ofrece a los clientes con depósitos.