Así, el sector del gran consumo (alimentación, droguería y perfumería) perdió su capacidad de resistencia y cayó un 1,1% en volumen, debido entre otros factores a que el consumidor hace una compra más racional, se frenó el trasvase del consumo de la hostelería al consumo doméstico y se redujo el ritmo de crecimiento de los hogares. El retroceso en volumen se explica fundamentalmente por el descenso registrado en la compra de alimentos frescos (-4,3%), mientras que el segmento de alimentación envasada y bebidas bajó un 0,8%. Por contra, los productos de droguería y de perfumería crecieron un 2,7% y un 3,7%, respectivamente.
En términos de valor, el sector redujo su facturación un 2,8%, una de las mayores caídas de los últimos años, de modo que posiblemente habría que remontarse a una crisis anterior para encontrar un descenso similar. El gasto en alimentación envasada se redujo un 2,3% y en alimentos frescos, un 3,5%, en tanto que el retroceso en droguería fue del 2,5% y el de perfumería, del 1,5%.
El informe indica que la crisis ha provocado que el gasto en otros sectores "prescindibles" sigan cediendo, como el de textil, con una caída del 7,2% en valor, o la telefonía (entre el 6% y el 7%). Además, señala que la búsqueda de precio sigue marcando el proceso de compra, de manera que crece el porcentaje de amas de casa que considera el precio el factor más importante (25%), que comparan entre marcas (71%) y que buscan productos de oferta (64%).
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