Algunos de los trabajadores explican que desde que los buses ya solo pasan por Gran Vía, el número de personas que acuden a los comercios se ha reducido notablemente “muchos ya no vienen por no desplazarse hasta Gran Vía con las bolsas”, aseguran. Respecto a aquellos que optan por el coche, “cada vez son menos, ¿dónde van a aparcar?”. Consideran que si además de tener que tomarse la molestia de bajar al centro con el coche, tienen que pagar además aparcamiento, el número se irá reduciendo cada vez más; “el mercado se lo están cargando”.
Otros añaden que no solo están viendo empeorada su situación por la reducción de afluencia de gente y la ya manida crisis, se quejan también de que “no dejan trabajar a los industriales”, “si por algún motivo algún repartidor viene fuera de hora tiene la multa casi asegurada”, explica. Asimismo consideran que estos cambios no solo han afectado al mercado, “solo hay que ver el número de comercios que han cerrado en la calle Azafranal o por Pozo Amarillo”, argumentan.
Todo este contexto consideran que beneficia a las grandes superficies, donde encontrar todos los productos en un solo lugar es posible además contando con la facilidad de aparcamiento, algo que los clientes con los que este diario ha hablado agradecen enormemente, “se puede hacer la compra de un solo golpe y acercar las bolsas en un momento hasta el coche”, explican.
Muchos aseguran que acudirían a realizar la compra con más asiduidad al mercado si existieran más facilidades, “me da más confianza, sea o no así, me parece todo más natural”, afirma una madre de familia. Sin embargo el tema de aparcamiento y las dificultades para desplazar posteriormente la compra aleja cada día más al consumidor del Mercado Central, siendo muchos los que se acercan hasta allí para adquirir productos en concreto o cuando tienen que bajar a la zona del centro por necesidad aprovechando a hacer varias cosas.