Los más afortunados, algunos de ellos mayores para tener tantos gastos como quienes ahora cargan con el peso de una vida por delante, se despreocupan más. “No necesito nada”, dice una señora. “Ya tengo la vida hecha”, dice otro. Los estudiantes tampoco son quienes deben tomar cartas en este asunto, y desconocen lo que sus familiares, y especialmente sus padres, llevan a cabo para ahorrar tras los gastos navideños.
En cambio, la gran parte de los universitarios tienen ahora más dinero que nunca en sus cuentas bancarias, gracias a los regalos de Reyes en forma de billete y a que son sus padres quienes por ahora tienen que mantenerlos. Otros, no obstante, opinan que deben ahorrar en salir, tarea que la llegada de los exámenes les facilitará con creces. “Hay que estudiar y no puedes salir tanto, así que tampoco gastas”, una forma fácil y eficaz de mantener en la cartera dinero que en otras circunstancias podría haberse gastado en cualquier otra cosa. Pero hasta los jóvenes entienden que existen otros gastos que preocupan a la población, y son los básicos. “Hay que mirar la luz, el agua, el gas…todo eso”, apunta un chico.
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