La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurológico crónico, neurodegenerativo e invalidante, que afecta a más de 150.000 personas en España. Para la mejora de su calidad de vida, las personas con párkinson necesitan una atención sociosanitaria integral que se vaya adaptando a sus necesidades en función de la progresión de la enfermedad.  La Federación Española de Párkinson denuncia que las últimas medidas legislativas han provocado un aumento de las desigualdades en la atención según el lugar de residencia. 

En un comunicado con motivo del día mundial de esta enfermedad, explica que esta situación es palpable entre “comunidades autónomas, provincias e incluso hospitales”. “Estas diferencias siempre han existido, lo que nos preocupa es su agravamiento y la disparidad que nos encontramos en la calidad asistencial. No todas las personas con párkinson pueden acceder a un neurólogo, las listas de espera son mayores dependiendo del lugar, y los afectados no tienen acceso a determinados tratamientos”, destaca.  

En este sentido, la federación asegura que “seguimos percibiendo que, especialmente las personas afectadas de párkinson avanzado, no están siendo tratadas adecuadamente a pesar de que existen tratamientos específicos. Según estimaciones de la Federación, sólo el 15% de las personas con párkinson avanzado están recibiéndolos”.

Por otro lado, reclama que las personas con párkinson sean tratadas como afectadas por una enfermedad crónica y se aplique un abordaje multidisciplinar con una visión a largo plazo. “Necesitamos trabajar en la información, formación y tratamiento de los pacientes mirando hacia el futuro, teniendo en cuenta que se trata de una patología que puede acompañar a las personas más de 40 años y que, por lo tanto, necesita de un tratamiento farmacológico y rehabilitador adecuado a cada momento de la enfermedad”. 

La mayoría de las terapias de rehabilitación (fisioterapia, logopedia y apoyo emocional y psicológico, principalmente) se realizan a través de las asociaciones que facilitan el acceso a las personas afectadas y a sus familiares y cuidadores, a profesionales especializados en párkinson.  “Las asociaciones están ejerciendo a día de hoy, además de las terapias de rehabilitación, una labor educativa y formadora, dada la limitación de los profesionales sanitarios para poder llevar a cabo este tipo de tareas. Por eso es tan importante que las familias se asocien, para que aprendan a conocer su enfermedad y a cómo mejorar su calidad de vida”, destaca.

Últimas líneas de investigación en párkinson

En los últimos años, la investigación en párkinson ha experimentado un gran avance. A las líneas de investigación tradicionales se han unido los ensayos clínicos para desarrollar la primera vacuna contra el párkinson, la cirugía por ultrasonidos y la terapia génica. “La vacuna intenta evitar el depósito mortal de proteínas desestructuradas en el interior de las neuronas. Los ultrasonidos destruyen con gran precisión los núcleos donde hay neuronas hiperactivas, sin necesidad de abrir el cráneo ni insertar electrodos. La terapia génica introduce genes que aumentan la producción de dopamina. Los resultados de varios ensayos clínicos en fase dos han sido prometedores”, explica el doctor Linazasoro.

A pesar de ello, los expertos piden cautela, todas estas nuevas terapias son experimentales y los próximos años se podrá conocer su eficacia real. “Son victorias en batallas que la ciencia libra contra las complejas interioridades del párkinson, pero la guerra continúa. La biotecnología propicia estos avances esperanzadores que son el fruto de la I+D en biociencias, un campo que va ganando peso en las economías modernas que apuestan por el futuro”.

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