Pese al acto vandálico que la madrugada anterior había calcinado buena parte de la habitualmente espectacular hoguera de San Juan del barrio de El Zurguén, el fuego no faltó a su cita en una noche tan especial con la ayuda, además, de la climatología. A pesar de la permanente amenaza de lluvia a lo largo de la tarde, finalmente el agua no hizo acto de presencia para permitir disfrutar de una vieja tradición.

 

El alcalde de la ciudad, Alfonso Fernández Mañueco, también acudió a la explanada situada entre la calle Bruselas, la Avenida del Cueto y el Paseo de la Convención de Scheguen para asistir al encendido del conjunto de escombros, principalmente restos de muebles y madera, apilados durante las últimas semanas por los vecinos y reconstruidos a toda velocidad a lo largo del día aunque sin poder alcanzar la altura que había alcanzado antes del ataque.

 

Pese a que no se vio una hoguera tan llamativa como en años precedentes, el barrio no quiso suspender el acto aunque lamentó que algunas personas hayan atentado contra una tradición tan arraigada que, sobre todo, hace las delicias de los niños.
 
 

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