La respuesta educativa que requiere este alumnado, durante el período de tiempo más o menos prolongado en el que la enfermedad no permite la asistencia al centro educativo, se concreta en los programas de Aulas Hospitalarias y de Atención Educativa Domiciliaria. En ambos programas se atiende al alumnado procurando su conexión con el centro educativo donde está matriculado. El profesorado de los programas y del centro educativo mantiene los contactos necesarios para facilitar la vuelta al colegio o al instituto en cuanto las condiciones de salud lo permitan.
La escolarización que es un factor importante en el desarrollo psicomotor, afectivo, cognitivo y social de la persona, especialmente en las situaciones en las que se ha de hacer frente a la enfermedad. Asegurar las condiciones de mayor normalidad no sólo repercutirá en las perspectivas futuras de desarrollo, sino que contribuirá a llenar de contenido la vida cotidiana y a sobrellevar las dificultades que la enfermedad genera en cada momento. Pilares básicos para la organización de dicha respuesta son la información y la formación. Tener un conocimiento adecuado de las características de cada enfermedad, de la repercusión que ésta tiene sobre la vida del alumno o alumna y de las atenciones que en el centro educativo se han prestar es fundamental para organizar la atención educativa del alumnado convaleciente.
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