El registro poblacional de tumores infantiles de Castilla y León (R.P.T.I.C.yL.) ha acumulado casi medio centenar de nuevas notificaciones en el balance de su actividad de los últimos meses, de manera que ya suma 143 tumores incidentes diagnosticados y registrados desde el inicio de su labor, en noviembre de 2010. La distribución, entre las provincias castellanas y leoneses, por la procedencia de los pacientes infantiles con tumores es la siguiente: Ávila, cinco; Burgos, catorce; León, 31; Palencia, once; Salamanca, 22; Segovia, cuatro; Soria, siete; Valladolid, 37; y Zamora, doce; en cuanto a sus características, el 56 % (80 casos) son varones y el 44 %, mujeres (63) y el rango de edad, en el momento del diagnóstico, se sitúa entre los cuatro días y los catorce años y nueve meses, con una media de cinco años y ocho meses.
 
Los datos obtenidos en la Comunidad a través de la explotación del registro poblacional de tumores infantiles indican que los cánceres notificados más frecuentemente corresponden a leucemias (28%), neoplasias del sistema nervioso central y médula espinal (27%), linfomas (16%), neoplasias del sistema nervioso simpático (11%) y sarcomas de tejidos blandos (10%), con una tendencia semejante a la recogida en el ámbito nacional.
 
Los tumores en menores de quince años tienen diferencias sustanciales respecto a los procesos oncológicos que afectan a pacientes mayores en muchos aspectos: patrones histológicos, lugar anatómico en el que se producen o aspectos epidemiológicos, clínicos, terapéuticos y pronósticos. Los procesos oncológicos en la Infancia, aunque presentan una incidencia baja, son la primera causa de mortalidad entre este grupo poblacional y producen, además, una importante carga de enfermedad por el elevado número de años perdidos por muerte prematura y discapacidad en las personas que lo sufren.
 
Esa baja frecuencia de los tumores infantiles y sus características altamente diferenciales respecto a los adultos hace necesario un mayor conocimiento de estos cánceres a través de un sistema de información específico destinado tanto a su identificación como a la recogida de información sobre su evaluación clínica; de esta manera, la existencia de registros poblacionales oncológicos permite a los profesionales sanitarios un intercambio de información y de experiencias sobre tipología y morfología de cánceres en menores, básico en la mejora de la calidad asistencial de las personas afectadas y en el resultado de los tratamientos.
 

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