El Ayuntamiento quiere endurecer la normativa sobre el consumo de alcohol a raíz del auge de prácticas como la ‘hora feliz’ en los locales nocturnos, donde hay barras libres durante un tiempo determinado por el pago de un precio fijo. La polémica no es nueve, e incluso trasciende territorios, sobre todo en el Levante, donde se estudia con lupa el aumento de un turismo nocturno que llega asociado el incremento de altercados.
En Salamanca, la Ordenanza Municipal de Gestión de Residuos Sólidos y Limpieza Viaria, de mayo de 2005, recoge en su artículo 23 que “se prohíbe repartir, esparcir y tirar toda clase de octavillas o materiales de carácter similar por la vía pública”. Por su parte, la Ordenanza para la Prevención del Alcoholismo y Tabaquismo, de enero de 2009, modificada en junio de 2012 tras la nueva normativa del Gobierno, recoge en su artículo 6 que “se prohíbe cualquier tipo de anuncio o publicidad que induzca o fomente el consumo de bebidas alcohólicas de cualquier graduación, considerándose como tales aquellos que establezcan ofertas promocionales, precios decrecientes al aumentar los consumos, gratuidad total o parcial del consumo de alcohol en cualquiera de sus formas, regalos por consumo, degustaciones gratuitas y otras iniciativas similares que hagan más atractivas las bebidas alcohólicas con el consiguiente riesgo de estimular un consumo inmoderado de las mismas”.
Sin embargo, muchos bares de copas burlan la normativa vigente y continúan con la práctica de este tipo de promociones, exponiéndose a las correspondientes sanciones por parte de la Policía Local. Los dueños de algunos establecimientos nocturnos están optando por rebajar el precio de las copas hasta un 30% de media y en algunos casos hasta la mitad por un periodo determinado de tiempo. Y es que hubo un tiempo en que la noche era un hervidero de jóvenes cada día de la semana. No importaba cuándo, ni en qué época, aunque fuera invierno con grados bajo cero, siempre había gente de fiesta. Pero los tiempos pasan y la crisis también hace mella en los bolsillos de los juerguistas.
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