La carestía de la vida es una realidad, explica la OCU, justificando que los precios se han disparado desde 2009 en algunos bienes básicos y de los principales suministros, siguiendo una evolución ascendente. La gasolina un 70%, el gasóleo un 62%, la electricidad el 33%, el agua el 21% y el gas el 18%, además de que la inflación es siete puntos superior que entonces.
Esas subidas de precio han afectado directamente al poder adquisitivo. Solo en 2012, con la subida del IVA general del 18 al 21% y del IVA reducido del 8 al 10%, cada familia se vio obligada a pagar unos 470 euros más al año por término medio para subsistir. “El ciudadano ha visto cómo en pocos años ha disminuido su capacidad de compra mientras la carga fiscal también es muy elevada. Los hechos prueban que en los últimos años ha habido una subida de impuestos más o menos encubierta, que está poniendo en un aprieto a muchos contribuyentes”, explica la organización de consumidores.
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