La próxima primavera se presenta con los valores normales de precipitaciones, lo que no será suficiente para compensar la escasez del último trimestre, calificado como extremadamente seco por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). En concreto, valora que las precipitaciones contribuyan a humedecer la la vegetación y así reducir el riesgo de incendios forestales, y que aún haya agua en los embalses.

En todo caso, el volumen de precipitaciones debería ser más de lo normal para que mitigar el impacto de los meses pasados. Por valores normales para la primavera, la Aemet entiende que debería caer la cuarta parte de los 630 mm correspondientes al conjunto del año.

Respecto al trimestre que ahora termina –recordar que los trimestres hidrológicos son estacionales y ahora acaba el invierno-, el director de la Delegación Territorial de Aemet, José Pablo Ortiz de Galisteo, señaló que el periodo entre diciembre y febrero se ha caracterizado por el predominio general del tiempo anticiclónico. Esto dio lugar a la formación de numerosas nieblas en el mes de enero, con la interrupción en pocas ocasiones por la entrada de frentes atlánticos y la entrada de masas de aire polar en el mes de febrero.
 
La precipitación media de los observatorios principales en el trimestre registro 33 litros por medio cuadrado, el quinto valor más bajo, junto con 1992, desde 1863, y la acumulada no llegó al 25 por ciento de lo esperado en el suroeste (Zamora, Salamanca, gran parte de Ávila y Valladolid) y solo superó o llegó al cien por cien de lo normal en el extremo nordeste de Burgos. En España, con una precipitación media acumulada de 62 milímetros, solo se alcanzó un 30 por ciento de lo “que debería haber llovido en estos meses”, también el más bajo de la historia desde que existen datos registrados.

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