La procesión del Encuentro ha marcado este Domingo de Resurrección el final de una intensa Semana Santa en la que no se ha podido ver desfilar a todos los pasos. De hecho, según comentaban entre los hermanos mayores y presidentes de cofradías, hermandades y congregaciones, la Pasión de este año es la que más suspensiones por lluvia ha tenido, hasta ocho, según recuerdan los más veteranos. Jesús Resucitado y Nuestra Señora de la Alegría sí pudieron hacerlo desde las once de la mañana desde la iglesia de la Vera Cruz, con direcciones opuestas, para encontrarse dos horas después en una abarrotada Plaza Mayor de Salamanca.
 
El Cristo ha recorrido Domínguez Berrueta, Ramón y Cajal, plaza de las Agustinas, Compañía, Rúa Antigua, Francisco de Vitoria, Rúa Mayor, Quintana, plaza del Poeta Iglesias y Plaza Mayor. Mientras, la Virgen ha desfilado por la calle de las Úrsulas, Bordadores, Crespo Rascón, Isabeles, Zamora y Plaza Mayor. Diez minutos antes de la una de la tarde, ambas tallas llegaron a la Plaza Mayor junto a los cofrades de todas las agrupaciones charras que participan en esta procesión, destacando los hermanos de carga de la Vera Cruz, con la cara descubierta, sin el tradicional verdugo, al quedar ya instaurada esta norma para los desfiles venideros.
 
El Cristo, obra de Alejandro Carnicero del siglo XVIII, entró acompañado por el Sepulcro Vacío y el paso del Lignum Crucis. La Virgen, una talla anónima también del siglo XVIII, con su manto negro, en señal de luto al desconocer todavía la resurrección de su Hijo. Ambas imágenes se han encontrado en el ágora charra. Allí, en un acto presidido por el obispo, Carlos López, la imagen de Nuestra Señora de la Alegría ha lucido con todo su blanco esplendor al desprenderse del manto que anuncia la Pascua. Una vez realizado el encuentro en el ágora charra, las dos procesiones regresaron acompañadas con bailes charros por Prior, plaza de Monterrey, Bordadores, calle de las Úrsulas y de nuevo a la iglesia de la Vera Cruz.
 
Varios emplazamientos hasta el definitivo
 
Era el 9 de abril de 1942 cuando se fundó la Junta Permanente de Semana Santa de Salamanca, integrada por las cinco cofradías existentes en la época. En aquellos  momentos la Junta retoma la tradicional procesión del Domingo de Resurrección, que data de comienzos del siglo XVII, organizada inicialmente por la Cofradía de la Vera Cruz, como en el resto de España, ya que fue la primera hermandad en ser creada. Es importante indicar que el acto central de la procesión, el encuentro, en la época contemporánea, se realizó en diversos lugares como la plaza de Anaya, siendo el más tradicional la plaza de Juan XXIII, junto al antiguo palacio episcopal.
 
A medida que se van fundando Cofradías, Hermandades o Congregaciones, pasan a formar parte de esta Junta Permanente hasta completar las dieciséis de la actualidad. Con la aprobación de los nuevos estatutos en 1995, esta Junta Permanente se pasa a denominar Junta de Cofradías, Hermandades y Congregaciones de Salamanca, teniendo como fines fundamentales el promover el culto público, coordinar los interés de las cofradías en orden a itinerarios, horarios y organización de procesiones, mantener y fomentar e espíritu religioso, organizar y promocionar actos culturales, formativos y de difusión de la Semana Santa.

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