La Virgen de los Dolores ha abierto a las ocho y media de la tarde los desfiles procesionales de la Semana Santa salmantina en el último viernes de Cuaresma. Con sede en la iglesia de la Vera Cruz, esta imagen de 1710 del valenciano Felipe del Corral, inspirada en la vallisoletana Virgen de las Angustias de Juan de Juni, transita durante aproximadamente una hora y media por Domínguez Berrueta, Ramón y Cajal, Ancha, Tahonas Viejas, Cañizal, Compañía, Plaza de Monterrey y calle de las Úrsulas, para regresar a la Vera Cruz. Sin acompañamiento musical ni hábito, y con velas azules, el color de la hermandad, para iluminar a la Virgen durante toda la procesión, sobre una rica carroza donada en 1924 por quien fuera su camarera, Gonzala Santana.
Al igual que otros años, desde media hora antes los aledaños del Campo de San Francisco ya estaban con numeroso público, impacientes por iniciar esta Semana Santa, los más mayores con gran emoción, los más pequeños con sus gusanitos y palomitas, y las incesantes preguntas sobre cualquier detalle. Y los extranjeros con cámaras para inmortalizar el momento y todo el mundo guardando un respetuoso silencio, interrumpido sólo por aplausos cuando los portadores de la imagen consiguieron sacar a la Virgen sin problemas de la iglesia, eso sí, previo esfuerzo de agacharse con el paso sobre sus hombros para después volverlo a alzar.
Esta imagen procesionó por primera vez en 1754, pero se perdió la tradición y en 1909 se constituye en el seno de la Cofradía una asociación de devotos de la Virgen de los Dolores, ya extinguida, encargada de sacarla en procesión el Viernes de Dolores, haciéndolo hasta 1969. En 2004, la Cofradía recuperó la tradición adaptándola al calendario litúrgico vigente, como un acto de preparación para la Pascua en el que se meditan los Siete Dolores de María en el rezo del Vía Matris a cargo de diferentes grupos eclesiales salmantinos.
TRASLADO DEL CRISTO DE LA LIBERACIÓN
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