La crisis económica está ahogando la sana y equilibrada dieta mediterránea. Las dificultades económicas de las familias salmantinas están provocando unos cambios radicales en los hábitos alimenticios. Cada vez se come menos carne y frutas, frente a más pescado y verduras, pues se trata de productos baratos y de fácil preparación. Así lo muestran los datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

Desde el inicio de la crisis los salmantinos han ido modificando sus pautas alimenticias. Hace cinco años se comía más carne y menos pescado, pero ahora es al contrario. Entre enero y julio de este año, cada salmantino consumió 50,5 kilos de media de carne, cuando en 2008 eran 52,5, una cantidad que se ha ido reduciendo paulatinamente. En cambio, el pescado ha pasado de 26,5 a 27,8 kilos de media por persona. 

Los salmantinos también consumen menos leche líquida (de 77,9 a 74,3 litros) y más derivados lácteos, más pan (de 36,5 a 41,7 kilos) pero menos aceite (de 13,8 a 13 litros). Lo mismo ocurre con las frutas frescas, cuyo consumo es menor que hace cinco años, mientras que aumenta la compra de hortalizas y patatas frescas. Mientras, se bebe menos vino, espumosos y bebidas refrescantes y más agua.

Los nutricionistas alertan de la existencia de un gran descontrol en los hábitos gastronómicos. Así, explican que la dieta ideal se basa en un equilibrio entre hidratos de carbono (cereales, legumbres y tubérculos), las proteínas (carne, pescado y huevos) y los lípidos o grasas (aceite de oliva). El consumo aconsejado de hidratos de carbono es entre un 50% y un 60%, pero se ha reducido al 40%, cuando es la base alimentaria de cualquier persona. Por su parte, de proteínas se debe consumir entre un 12% y un 15%. Así, a juicio de los expertos, se está desvirtuando la alimentación y no tiene nada que ver con lo que sería una dieta mediterránea equilibrada, abogando cada vez más por dietas monótonas y limitadas de nutrientes.

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