Dice la Ley de Murphy que cualquier situación por mala que sea es susceptible de empeorar. Así está ocurriendo cada día en el complejo hospitalario de Salamanca, en una situación límite este verano por el cierre de un centenar de camas y varias plantas con la excusa de ahorrar gasto, pero que deja en evidencia a los gerentes políticos a la mínima que se desborda la situación de ingresos de pacientes.

Lo último es mezclar pacientes de hasta ocho patologías en la misma planta. El sindicato de enfermería Satse denuncia que el cierre de camas del complejo sanitario está obligando a juntas enfermos de diversa índole en determinadas unidades, lo que les pone en riesgo de contagio y dificulta aún más la labor de los trabajadores. 

Esta situación no es nueva. Ya en abril la Federación de Servicios Públicos de la Unión General de Trabajadores (FSP-UGT) denunciaba el riesgo que conlleva mezclar pacientes de distintas patologías en el hospital de Salamanca, como sucedía en el caso de Ginecología y Hematología. Así, denunció este tipo de riesgo ante la gerencia del complejo hospitalario, "por lo que la falta de soluciones evidencia la pésima gestión de los responsables".  

Ponía como ejemplo el sindicato casos de pacientes de Hematología, ingresados en Ginecología que, posteriormente a su ingreso, fueron diagnosticados de tuberculosis y gripe A. "Durante varios días los pacientes permanecieron en Ginecología, deambulando libremente por la unidad y atendidos por el mismo personal que asiste a embarazadas de alto riesgos, niños recién nacidos que ocasionalmente ingresan con la madre en esta unidad por falta de camas en la unidad de Obstetricia, etcétera". 

 

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