El equipo profesional del Centro Joven de Cruz Roja está formado por educadores y trabajadores sociales que trabajan de forma coordinada con Ana Isabel González, que desempeña la función de psicóloga. Sus funciones comienzan con una primera evaluación de los alumnos cuando ingresan en el Centro y una vez allí continúa con una labor psicológica enfocada a la recuperación de la autoestima y el desarrollo de la confianza.

"Mi función es hacer, por un lado, una evaluación psicológica de cada uno de los chicos para tener así una primera valoración y luego, en función de las características y de las necesidades que se vea en cada uno de los casos, o bien derivar a otro tipo de recursos, o bien intervenir, tanto con los menores como con las familias", describe Ana Isabel González. Una labor que se coordina con la trabajadora social que "hace una entrevista con las familias y en función de sus características y de las necesidades que tengan, incluso de lo que ellos soliciten, me los deriva a mí".

La psicóloga del Centro Joven de Cruz Roja aclara que el objeto de las evaluaciones psicológicas que desarrolla en un primer momento no buscan cribar el acceso ni es frecuente que se rechacen solicitudes. "Siempre que tengan la edad adecuada y estén dentro de los criterios, pasan a los cursos. La evaluación se hace pasada una o dos semanas, que es cuando empezamos a sacar a los chicos de sus clases y explicarles por qué hacemos ese tipo de entrevistas".

El planteamiento que les hace Ana Isabel es que para poder ayudarles y orientarles necesita conocerles. Comprenden que la manera más adecuada para conseguirlo es hablando. "Normalmente, los chicos suelen ser muy sinceros y muy receptivos a lo que planteamos. Fundamentalmente, trabajo con ellos temas de autoestima y entrenamiento en habilidades sociales básicas porque muchos de ellos carecen por completo de ellas. El control de impulsos es otro de los déficits que muchos de estos chicos tienen. Les explico cómo controlar la rabia o cómo canalizar la ira".

El objetivo del Centro Joven de Cruz Roja es utilizar los cursos como herramienta para trabajar con los menores que tienen dificultades y necesidades y hacerlo a todos los niveles, de una manera integral. Por eso, la labor de Ana Isabel tiene dos vertientes. "Con cada uno de los grupos tengo sesiones colectivas en las que un día a la semana trabajo con ellos habilidades sociales enfocadas a la búsqueda de empleo. Eso me da el conocimiento necesario para luego trabajar con ellos individualmente, aunque no se puede hacer con todos porque son muchos, pero sí con aquellos que son más receptivos o que tienen una mayor necesidad de intervención".

Una vez que finalizan el curso, el contacto con los chicos se sigue manteniendo. "A veces es de manera informal, ellos pasan voluntariamente por el Centro". Esto se produce en dos casos, fundamentalmente. "O bien cuando tienen una dificultad importante y se encuentran en un momento complicado de su vida, que puede ser por algún problema familiar o laboral o por la necesidad de tomar una decisión que no saben cómo afrontar, o bien en el caso opuesto, en el que las cosas les están yendo muy bien y pasan a contárnoslo". Aun así, a los seis meses de haber finalizado el curso, se realiza hacer una llamada de teléfono para efectuar el seguimiento.

 

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