Últimas lágrimas de emoción por Santa Teresa: su cuerpo sale a las calles de Alba antes de retornar al sepulcro
Concluyen quince días de veneración con más de 90.000 peregrinos que han acudido hasta la villa ducal

En cuanto la urna de plata que guarda los restos de Santa Teresa cruzó la puerta de la Basílica de la Anunciación, en Alba de Tormes, los aplausos y las lágrimas se mezclaron entre los cientos de albenses que llenaban la plaza de las Madres. Esperaban para vivir un momento histórico, pero sobre todo, para acompañar a su Santa, la que les remueve en cada procesión, la que arranca aplausos cuando su imagen se eleva al cielo cada octubre. Por eso, tener su cuerpo en las calles de la villa ha sido un momento especial, único y que pocos se han perdido.
Por primera vez en la historia, el cuerpo de Santa Teresa procesionaba por la villa ducal. Portada por varios padres carmelitas y acompañada por las madres, que han roto la clausura para tan solemne acto, la comitiva salió de la plaza de Santa Teresa para llegar hasta la plaza Mayor y regresar de nuevo al mismo punto.
Acompañada de la banda de música de Alba de Tormes el corto recorrido estuvo cargado de solemnidad para cerrar una quincena que ha convertido a la villa ducal en centro mundial cristiano y reclamo de peregrinos de todo el mundo. Aplausos y lágrimas de emoción entre los que esperaban en la plaza, incluso un grupo de mayores esperan sentados a las sombra para poder la comitiva única y que no se repetirá en mucho tiempo. Los carmelitas y las madres carmelitas, ataviados con sus hábitos color castaño y capa blanca rodeaban en cuerpo de su madre, de su fundadora y de quien les ha dado aliento y una razón de ser.

Tras terminar el recorrido, la urna volvió a entrar en el convento por el Museo Carmelitano. Precedida por las llaves que la protegen, una vez en el Camarín alto, la madre priora pedía intimidad para volver a depositar los restos de Santa Teresa en el sepulcro de mármol negro allí ubicado y que se ve desde la iglesia en lo alto del altar. Con su regreso al sepulcro, culminan quince días de veneración pública y varios meses de estudio del sepulcro y de los restos de la Santa. Una iniciativa que ha permitido conocer sus dolencias y enfermedades, su estatura. Que ha dejado al descubierto tesoros ocultos, como la urna de plata de que la guarda y de la que apenas se tenían datos o el collar que había junto al cuerpo. Un estudio que ha permitido replicar el verdadero rostro de Teresa de Jesús gracias a la tecnología moderna. Un rostro que se puede ver en un busto que todavía está en un lateral de la iglesia de las Carmelitas. Un estudio que ha permitido que muchos conozcan un poco mejor a Teresa de Cepeda y Ahumada, la mujer infatigable que recorrió kilómetros y kilómetros, una de las mujeres más importantes de la literatura española y quien se enfrentó al poder de la época y reformó la orden que hoy la venera.
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