Si la cifra total de lo que gasta al año en la Unión Europea en la Política Agraria Común (PAC) se divide entre la población de los estados que la componen, sale un coste por habitante y semana de poco más de dos euros. Así lo afirman las organizaciones agrarias, recordando que los precios sin las ayudas serían menos asequibles y una garantía de calidad en los alimentos, sin olvidar que las ayudas de la PAC contribuyen a fijar población en zonas rurales.

Las ayudas de la PAC son, para un ganadero de leche o de carne, una compensación por unos precios que no se actualizan con el ritmo con el que suben los costes de producción. Y alertan las organizaciones agrarias de que uno de los cambios que se prevé introducir con la próxima reforma de la PAC consiste en fijar las ayudas en función de la superficie y no de los derechos de producción, lo que puede suponer un serio golpe para el campo.

 

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