En la última década, la velocidad de crecimiento de los precios del gasóleo agrícola ha sido vertiginosa. Hace diez años, en 2002, el precio medio al que se pagó el gasóleo B fue de 42,37 €/100 l. En 2003 apenas subió, pero en los años siguientes se incrementó anualmente en un 13%, un 20% y un 10%, con lo que en 2006 ya se pagó a una media de 65,94€/100 l.
En 2008, que fue el año en el que se produjo un aumento de una gran mayoría de las materias primas, el precio del gasóleo escaló hasta los 82,44 €/100l (un 24% de incremento interanual). Solo un año durante la pasada década, el precio se ha reducido. Fue en 2009, cuando el precio se redujo en un 30% hasta los 57,02 €, precio por el que no se pagaba el gasóleo desde 2005. Sin embargo, este nivel de precio no se mantuvo más allá de ese año, ya que al siguiente, 2010, el precio experimentó el mayor incremento anual de la década, un 30% hasta los 74,64 €/100 l. En 2011, el precio volvió a sufrir un fuerte incremento, de un 27% hasta los 94,47 €/100 l.
Salvo en 2008, que registró una fuerte oscilación intermensual de los precios (de los 74,75 €/100 l en enero subió al record de 98,90 € en julio y cayó a 56,49 € en diciembre), en el resto de los años la tendencia es que en general, los precios aumenten mes a mes y no haya grandes picos de subidas y bajadas.
La energía (gasóleo B y electricidad) es uno de los principales costes de la producción agraria, suponiendo, en relación con la producción vegetal bruta, entre el 16% en cereales y el 2% en olivar de los costes.
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