GALERÍA | ¿Qué trigo comeremos a final del siglo XXI? Investigadores salmantinos estudian una variedad adaptada a soportar más calor y más dióxido de carbono

Un estudio del IRNASA-CSIC intenta determinar qué plantas soportarán mayor estrés manteniendo la calidad nutricional necesaria

Juan Arellano revisa los cultivos de trigo en la cámara climática del IRNASA
Juan Arellano revisa los cultivos de trigo en la cámara climática del IRNASA

¿Cómo serán los cultivos del futuro? ¿Podrán adaptarse al aumento de temperaturas? ¿Sufrirán el aumento del dióxido de carbono en el aire? ¿Tendrán una calidad nutricional óptima? A todas estas preguntas están intentando responder los investigadores del IRNASA-CSIC en Salamanca gracias a un estudio con el que intentan determinar qué variedad de trigo se adaptará mejor a las condiciones climáticas de finales de este siglo.

“Estudio de la variabilidad genotípica en la calidad nutricional del grano de trigo en el escenario climático futuro” es un proyecto del Plan Nacional liderado por Rosa Morcuende y coordinado por Juan Arellano que está a punto de finalizar y con él se determinará qué variedades serán las mejor se adapten en un contexto de cambio de clima.

Juan Arellano explica que una de las consecuencias del cambio es el incremento de nivel de CO2 en la atmósfera. En la época de la revolución Industrial era de 280 Partes Por Millón (PPM), en la actualidad son 400 PMM y a finales de siglo se estima que alcanzará los 800 PMM. Otra consecuencia es el aumento de temperatura que en los años finales del siglo se estima que puede subir cuatro grados centígrados. En estas condiciones su equipo estudia “el comportamiento de varias variedades de trigo a esta adversidad a la que se enfrentan las plantas”. Un estudio que realizan “imitando las condiciones de cambio en el clima en cámaras de cultivo, llamadas fitotrón, donde podemos imitar ese nuevo escenario que se va a dar en el futuro. También lo estamos acompañando con distintas condiciones de estrés hídrico para simular periodos controlados de sequía”.

Reportaje Irnasa cambio climático cultivos en cámara climática
Equipo del Irnasa estudio del trigo en el escenario climático futuro

Aunque estas condiciones se esperan para finales de siglo, Arellano asegura que “tal y como están cambiando los niveles, esto se puede acelerar, sería peligroso pensar que lo que se espera para final de siglo no pueda ocurrir antes”. De ahí la importancia de este tipo de proyectos que extreman las condiciones a las que se enfrentan las plantas con el fin de conocer como reaccionan y estar preparados para el peor escenario posible. “Extremamos un poco todo para forzar a la planta al máximo estrés posible y ver cómo reacciona” asegura Arellano que añade otro factor a la ecuación, la falta de agua ya que “ese incremento de CO2 y de temperatura va a cambiar los patrones de lluvia. Por eso combinamos ese incremento de CO2 y altas temperaturas con periodos prolongados o cortos de sequía en función de lo que queramos imitar”. De hecho, el ensayo trabaja con deficiencia hídrica simulando los registros de las últimas décadas, con menos precipitaciones que las anteriores, lo que permitirá también conocer qué variedades aguantan mejor la falta de agua, lo que podría redundar en cultivos más sostenibles que demanden menos agua sin reducir la calidad nutricional.

Esta calidad es otra de las variables que se incorporan en este trabajo para estudiar cómo serán los granos de trigo del futuro. La producción agrícola ha apostado por la cantidad más que por la calidad, sin embargo, en este estudio la calidad del grano y los niveles nutricionales que aporta el trigo están muy presentes. El trigo es uno de los alimentos más consumidos en un mundo que tiende al crecimiento poblacional y en el que los factores ambientales pueden suponer una reducción de la cantidad de cultivo y de la calidad. Esto deja en la mesa una situación compleja y el reto de incorporar las variedades que aguanten esas condiciones, tengan los valores nutricionales óptimos y además, sean productivas.

Reportaje Irnasa cambio climático cultivos en cámara climática
Cultivos de trigo dentro de la cámara climática

Variables que formarán parte de un nuevo proyecto que el IRNASA ya ha solicitado y con el que pretenden estudiar las variedades de trigo autóctonas que se utilizaban de forma tradicional pero que, como consecuencia de la globalización y los procesos de mejora de las semillas, se han abandonado y que, en muchos casos, como asegura Arellano “son variedades que se podrían adaptar mejor a esas futuras condiciones ambientales y que pueden tener mayor calidad nutricional”. Entre esas variedades autóctonas también es muy interesante buscar las que tienen un potencial inmunogénico bajo, es decir, tienen menos problemas de intolerancias. Algo que también se está estudiando ya que el IRNASA trabaja en colaboración con el grupo de investigación del Instituto de Agricultura Sostenible de Córdoba en otro proyecto dirigido por francisco Barro. Estudios que están interconectados con el fin de dar con las variedades de semillas que aúnen resistencia, calidad, sostenibilidad en una planta de la que depende buena parte de nuestra dieta, el trigo.

Un producto de uso diario que seguirá siendo fundamental en nuestra dieta futura, por lo que esta investigación tiene un componente práctico muy importante y muy cercano a la sociedad. Los resultados de este estudio servirán para las futuras generaciones, garantizando no solo el pan de nuestros hijos o nietos, sino también una producción más sostenible y adaptada al clima que siga siendo rentable para los productores.

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