Solo pujaron por un ejemplar pero los hermanos Sánchez Sierra se llevaron a Silmos, la ganadería que Silvestre y Modesto tienen en su localidad natal, Aldearrodrigo, uno de los ejemplares de charolés con mejor cara y hechuras de toda la subasta. Pagaron 4.200 euros por una animal que salía a 2.900, la puja más alta por los 19 animales finalmente adjudicados de los 35 presentados.

Este popular ganado pagó las consecuencias de ser subastado en último lugar, en torno a las tres de la tarde tras más de cuatro horas de espera, y justo a continuación del de la raza Limusín que había generado tal expectación en el tendido que, al terminar, más de la mitad del público se fue. Así se allanó el camino para los verdaderamente interesados en encontrar gangas. Pujas poco ‘crecidas’  constataron esas sensaciones y dejaron a los ganaderos con la mosca detrás de la oreja. De haber salido antes a la arena del anillo de exhibiciones, quizá los resultados del charolés hubieran sido más fructíferos.  

 
 

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