A punto de iniciarse la sementera de la lenteja, los agricultores hacen balance de un año desastroso, uno de los peores que se recuerdan para este cultivo que sigue siendo fundamental en zonas de Salamanca como La Armuña. Según apuntan desde la Indicación Geográfica Protegida, el 2023 pasará a la historia como el peor año de todos desde que arrancó la denominación. De hecho, los agricultores no recuerdan otro tan malo desde 1992, aunque con la diferencia de ese año la sequía se cebó con La Armuña, pero no otras provincias. Este año ha sido malo en todo el territorio, lo que apunta a una escasez de lenteja comercializada.
Según Nicolás Armenteros, técnico de Lenteja de la Armuña “ha habido años malos en producción, pero en este hay que sumar que llevábamos ya dos años muy flojos con producciones bajas, lo que ha agudizado la situación”. La media de lo recogido es un tercio de lo que sería un año normal, una cuarta o quinta parte de la producción de un año considerado bueno o muy bueno.
La escasez de producción ha hecho que algunos agricultores ni siquiera hayan recogido las lentejas. Las lluvias tardías dañaron del todo la planta y aunque hay terrenos donde se ha recogido algo, en otros el resultado ha sido cero. Nicolás Armenteros cifra la recogida de este año en una media es de 246 kilos por hectárea cuando en una cosecha normal son 850 o 900 kilos por hectárea. El problema no radica solo en la baja producción recogida, sino que de esos 246 kilos de media unos 150 kilos se guardan para la siembra del próximo año, es decir, cada agricultor debería haber recuperado esa cantidad para garantizarse la simiente de este año y en muchos casos no han recuperado ni eso. Eso deja a la venta tan solo un 10 o un 15 por ciento de la producción, lo que puede dar lugar a la falta de lenteja de la Armuña en el canal de comercialización.
Desde el Consejo también proporcionan semilla a los productores que forman parte de la denominación. Llevan haciéndolo 15 años, pero “este año ni siquiera”, asegura Armenteros, que afirma que “no ha habido forma de poder proporcionarles semilla porque nosotros a duras penas hemos recogido lo que hemos sembrado y lo tenemos que utilizar para que el año que viene haya disponibilidad de semilla”.
Durante el próximo mes, los agricultores de La Armuña siembran el 90 por ciento de las 517 hectáreas de cultivo incluidas en la IGP. Y ante esta situación de mala cosecha “algunos tienen semilla, otros van a sembrar menos terreno y otros nos han comunicado que no tienen absolutamente nada”. ¿La alternativa a esta situación? Puede pasar por aumentar el cultivo del garbanzo, que este año ha tenido bastantes buenos resultados y ya se había sembrado más para cubrir la superficie de ecoesquema marcada por la nueva PAC. Solo queda ver si este cultivo se mantiene en un precio aceptable que compense la situación. De hecho, este 2023 ha sido un buen año para el garbanzo. Dependiendo del momento de siembra ha habido mas o menos producción, pero no el desastre generalizado que ha sufrido la lenteja.
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