Abengoa, la empresa cuya división de Biocarburantes gestiona la Planta de Bioetanol de Babilafuente en la que trabajan más de un centenar de personas, se ha visto abocada a presentar un preconcurso de acreedores en el Juzgado para intentar solucionar su delicada situación financiera.
Tod ellos tras fracasar una alianza financiera destinada a darle un respiro a sus cuentas y garantizar de esta forma la viablidad del conglomerado empresarial que en el primer trimestre de 2015 acumulaba una deuda superior a los 6.000 millones de euros.
La empresa, que dejó de cotizar a primera hora de este miércoles en previsión de un desplome bursátil, asegura seguir trabajando por encontrar un socio financiero que evite tener que tomar decisiones drásticas. De hecho, este jueves hubo una reunión de un representante de Abengoa con el comité de empresa.
Dos son las alternativas que se están barajando para mantener abierta la planta de bioetanol de Babilafuente. La primera, un plan de reestructuración que permita la autofinanciación de la planta. La segunda, encontrar un grupo inversor que se haga con más de la mitad de la propiedad.
Así las cosas, la incertidumbre entre los trabajadores de la multinacional, que tiene 26.000 trabajadores en todo el mundo, es creciente al desconocer las consecuencias que esta medida podría suponer en el ámbito local. La fábrica de Babilafuente abrió en 2006 con Ebro y Abengoa como los dos accionistas, aunque fue en 2009 cuando Abengoa se quedó con el cien por cien de la planta, que tiene una capacidad máxima de molturación de 585.000 toneladas de remolacha anuales.
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