El meloncillo, un depredador “oportunista” asentado en Salamanca: su caza está prohibida al ser reconocida “especie de interés comunitario”

Su presencia podría perjudicar al conejo, aunque "es poco posible que lo vaya a extinguir”. También existen casos de depredación sobre aves domésticas, ganado ovino y vacuno pese a que “no hay estudios sistemáticos"

Meloncillo. Foto cedida por Fundación Artemisan
Meloncillo. Foto cedida por Fundación Artemisan

El meloncillo, también conocido como “mangosta egipcia” (su nombre científico), se trata de “una especie originaria de África que llegó a la península ibérica de la mano del hombre; única mangosta presente en Europa de forma natural”.

Carlos Sánchez, coordinador de investigación de la Fundación Artemisan, manifiesta que “hay evidencias que apuntan a que fueron introducidos durante la época musulmana, en los siglos VIII y XV, mientras otros estudios sugieren que fueron los romanos los que trajeron al meloncillo”. Desde entonces, este animal de cuerpo alargado, capa parda y pelos en forma de púa se ha ido introduciendo en España poco a poco, y aunque en un principio su presencia predominaba en el suroeste de la península, en las últimas décadas se ha ido expandiendo por el resto del país.

En la actualidad, según revelan los últimos datos de Artemisan con fecha de 2022, están distribuidos prácticamente en toda Extremadura, la mayor parte de Andalucía, salvo la zona oriental, el oeste de Castilla-La Mancha, la mayor parte de Portugal, excepto el norte, y de forma esporádica en Madrid y Castilla y León, donde destacan las provincias de Salamanca, Zamora y Ávila.

El número de ejemplares se desconoce, aunque la realidad advierte que “está presente en un 30% del territorio peninsular incluyendo Portugal. Hace 100 años ocupaba la franja termófila del norte de Portugal, Galicia y Asturias, además de su área actual”, añade.

Su presencia en los campos de Salamanca, así como en otras regiones del país donde hay presencia de cabaña ganadera, no es bien recibida por los ganaderos debido a las reses que dan de baja estos depredadores. Pese a ello, el coordinador de investigación de Artemisan explica que “puede depredar sobre conejos, roedores, insectos, aves y reptiles, siendo el conejo la especie sobre la que mayor presión ejerce”. También existen casos de depredación sobre aves domésticas, ganado ovino y vacuno, aunque "no hay estudios sistemáticos al respecto”.

Por todo lo anterior, esta mangosta es descrita como “un depredador generalista y oportunista que consume aquellas presas más abundantes y disponibles, sin especializarse claramente por ninguna”.

Ataque de meloncillo en Salamanca. UPA
Ataque de meloncillo en Salamanca. UPA

Su capacidad de adaptación es muy grande, pese a que evita zonas de montañas. En los últimos tiempos se están observando ejemplares en zonas de altura media-alta, por encima de los 1.000 metros, siendo su predilección “zonas de matorrales, arbolados y de ribera, rechazando zonas abiertas como sucede con las áreas agrícolas”, explica.

Su gran instinto de supervivencia hace que el meloncillo se haya beneficiado de los cambios de hábitat y de clima experimentados en los últimos 30-40 años, muy especialmente por el incremento de zonas de matorral y bosque en los paisajes, ganando también presencia en muchas comarcas de España y Portugal por el abandono rural.

Respecto a cómo afecta la existencia de este depredador a la cabaña ganadera y la fauna silvestre, matiza, que en el caso de las especies cinegéticas “está demostrado que el meloncillo depreda sobre los conejos principalmente y en menor medida sobre la perdiz roja”. Sin embargo, no hay datos contrastados sobre cómo afecta a la cabaña ganadera, salvo los casos documentados por ganaderos que desde hace tiempo aseguran daños a crías de ovejas y vacas.

Se trata de una especie de hábitos diurnos que suele cazar en grupo, lo que podría suponer un "riesgo" para algunas especies, aunque el único caso bien estudiado es el del conejo de monte, que "puede ser la base de su dieta”, atestigua Carlos. Respecto a la “mala situación” que atraviesa el conejo en varias partes de España, “la expansión del meloncillo podría perjudicarlo, aunque es poco posible que lo vaya a extinguir, ya que hay meloncillos en zonas que cuentan con importantes poblaciones de conejo”.

Meloncillo. Foto de archivo Europa Press
Meloncillo. Foto de archivo Europa Press

Su caza en la actualidad está prohibida, de hecho “es la única mangosta presente de forma natural en la península Ibérica, sujeto a lo dispuesto en el Anexo V de la Directiva Hábitats", una normativa de ámbito europeo que la considera una especie de interés comunitario. Su recogida en la naturaleza y explotación pueden ser objeto de medidas de gestión, pero siempre que estas sean compatibles con un estado de conservación favorable, partiendo de la base de que en España no está considerada como una especie cinegética. En cambio, en Portugal el meloncillo ‘saca-rabos’ es una especie cinegética objeto de control por los cazadores.

En cuanto a las medidas llevadas a cabo por la Administración, reconoce que “no se están dando permisos excepcionales en ninguna Comunidad Autónoma a nivel nacional para su control por daño a la ganadería". No obstante, hace varios años se daban estas autorizaciones cuando existían daños al ganado y se tenía un registro de explotaciones ganaderas (REGA). Por ejemplo, entre 2019 y 2020 se autorizó en Extremadura la extracción aplicando el régimen de excepciones de 80 ejemplares por daños a explotaciones ganaderas (avícolas) y cinegéticas (conejos y perdices), así como a especies silvestre como el sisón.

Al contrario, en Extremadura, en el 2024 se presentaron 38 solicitudes para la caza del meloncillo y no se ha autorizado ninguna. La inexistencia de datos concretos sobre la población del meloncillo en la región dificulta su gestión; por ello, la Junta trabaja en un censo de la especie.

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