El sector agropecuario, ya lo advirtió COAG, se uberiza, se industrializa y se deshumaniza. Y el subsector lácteo no es una excepción. Un informe de esta organización demuestra que en los últimos 30 años el número de granjas de leche en España ha caído desde las 250.000 a 14.776, pero el número de animales por explotación ha pasado de 7 a 57 en el mismo periodo.
Paralelamente, las explotaciones, que antes se ubicaban en el norte, se sitúan ahora en el centro y este de España y son mucho más industrializadas, pues si la media de animales por explotación en el norte es de entre 30 y 40 animales, en el centro y sureste, Navarra, Aragón, Murcia o Valencia, es de entre 160 y 280. En Castilla y León, es de 91 animales.
España imita en este sentido a Estados Unidos donde en 15 años se ha pasado de 120 vacas por explotación a 251. Además, este país, mientras se gestaba este fenómeno, se produjo un sospechoso apagón informativo sobre el mismo “eliminándose toda información accesible al público acerca del número de explotaciones lácteas que seguían en activo, al tiempo que disminuían, año tras año”, dice el informe de COAG.
Esta organización achaca esta práctica al intento de hacer invisible el acaparamiento y la acumulación de la industria agraria en manos de solo unos pocos, o sea, de los oligopolios, que tanto daño hacen a la explotación familiar y social que defiende la organización agraria. Además, COAG ya manifestó su oposición a estas explotaciones lácteas de corte americano porque son lo contrario al modelo social que genera riqueza en el medio rural. De hecho, según datos de COAG, la macrogranja de Noviercas sustituiría a 432 explotaciones lácteas de Castilla y León y destruiría 732 puestos de trabajo.
Por todo ello, en la región, según datos del Fondo de Garantía Agraria, el número de explotaciones ha caído desde las 41.000 a finales de los años 80 a menos de un millar en la actualidad. Aunque la producción suba hasta las 930.000 toneladas de leche anuales.
Europa no va a la zaga de este nuevo modelo productivo. Por una parte, “se observa una tendencia a concentrar la producción de leche en la UE, sobre todo, en los países bálticos y de Centroeuropa”, (países tradicionalmente no productores) según el informe de COAG, desplazando las producciones en los países tradicionales.
Por otra parte, también subyace un sospechoso silencio informativo pues “llevan sin actualizarse en EUROSTAT las estadísticas sobre el número de explotaciones lácteas existentes por Estado miembro desde 2016 y tampoco es fácil encontrar esta información para años anteriores a 2005.
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