Para abordar esas incógnitas, el autor (Juan Rivero Corredera) analiza en 16 capítulos la visión histórica de la agricultura española en el siglo XIX; el medio físico como condicionante del cultivo cerealista en España, las superficies cultivadas e incultas, así como la producción de cereales por provincias en el periodo 1800–1930.
También estudia las políticas y coyunturas del mercado interior y exterior, la situación del olivar y otros cultivos de la época, los pastos, pastizales y dehesas en los años 1800–1910, los cambios técnicos del cultivo cerealistas, los instrumentos agrícolas y la cálida y variedad de los trigos españoles en esa época. Los últimos capítulos están dedicados a las conclusiones, a la recopilación del apéndice estadístico y a la relación de las fuentes manuscritas e impresas y a la bibliografía.
Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios