El calor amaina, los días poco a poco se vuelven más cortos y fríos, y los osos pardos comienzan a encontrar escasez en la búsqueda de nuevos alimentos, lo que provoca que inicien desplazamientos por la montaña de León en su afán por hallar comida –quizás la carroña de algún animal muerto-, y sea más fácil visionarlos desde algunos puntos estratégicos de la provincia.
El otoño, por estos motivos, se convierte en una época prolífera para disfrutar de la visión de los plantígrados, una afición que está creciendo entre los amantes de la naturaleza, que se reúnen con catalejos y prismáticos de gran alcance para aprovechar momentos únicos, siempre respetando el entorno y con una serie de normas para no poner en peligro este espectáculo que regala la madre natura. A este respecto, un estudio de la Universidad de Oviedo recomienda analizar cada población osera antes de autorizar excursiones de avistamiento, ya que, según la investigación, el ecoturismo relacionado con la observación de los osos puede tener consecuencias directas, tanto de carácter positivo como negativo, sobre el comportamiento de los plantígrados, su fisiología y su ecología.
Así, pacientes, aprovechando las primeras horas de la mañana al amanecer, o los últimos momentos de la tarde cuando el sol se pone, adultos y niños comparten la afición por el avistamiento de osos, un nuevo gran atractivo turístico en el Alto Sil y en el que este fin de semana se han llegado a ver hasta 5 osos, entre ellos el de esta imagen, un joven macho de unos dos años de edad con una marca blanca en el pelaje, y bastante desnutrido, tal y como han señalado algunos de quienes vieron al animal.
Final del verano y final del invierno, los mejores momentos para encontrarte con un oso
Otro de los mejores momentos, cuando más oportunidad existe durante el año de poder observar la acción de los osos, es al final de los meses de invierno o comienzos de la primavera cuando salen de su hibernación, principalmente madres y jóvenes oseznos.
Según los expertos, la hibernación de estos animales depende de factores meteorológicos, y del alimento disponible durante la temporada, finalizando el letargo durante los meses de abril y mayo, época de celo para las osas que salen del cubil y de nuevo una buena oportunidad para avistarlos.
En cuanto a la hibernación -dormición o letargia invernal, que desciende el ritmo cardiaco de los osos pardos desde las 50 hasta unas 10 pulsaciones por minuto, reduce el ritmo respiratorio a la mitad y la temperatura a 4 ó 5 grados-, los machos adultos permanecen activos más tiempo y salen primero de las cuevas, mientras que las osas preñadas son las primeras en entrar y las últimas en salir, ya en compañía de su prole.
Aunque no todos los osos pardos hibernan, decisión que depende de sus reservas acumuladas, y de cómo se plantea el invierno a nivel de alimento y climatología, según los expertos, para la hibernación los osos eligen refugios de difícil acceso, de frondosa vegetación, en cuevas o 'camas' excavadas en el suelo.
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