La memoria puede traicionar pero el calendario no. Y aunque parezca a simple vista que hace mucho tiempo de que la provincia de León sufriera los efectos de las intensas lluvias que provocaron desbordamientos y daños en gran parte de los ríos leoneses, en realidad apenas ha pasado muy poco más de un mes, cuatro semanas. Esto no quita para que la estampa de esos mismos ríos sea hoy radicalmente distinta.

La situación es muy llamativa en el caso del río Bernesga a su paso por la capital leonesa. Dentro del tramo urbano de este cauce fluvial, las trombas de agua con las que transcurrió la mitad del mes de mayo pasado habían causado serios e interminentes problemas, ya desde muchas semanas atrás, de manera que la lluvia que por ejemplo cayó en torno al 8 de mayo -fecha de las fotos que acompañan esta información- obligó a tomar medidas drásticas al Ayuntamiento de León.

Una de ellas, quizá la más llamativa, fue la prohibición de tránsito sobre la pasarela más baja de altitud que cruza el Bernesga entre el Paseo de Salamanca y la avenida Condesa de Sagasta. El río llegó incluso a pasar por encima de la misma, por lo que la Policía Local decidió impedir el paso de peatones por este puente bajo, en el que además se acumulaban kilos y kilos de maleza arrastrada por la corriente. Pero no fue el único efecto: otras amplias zonas de la ribera peatonal de la ciudad también llegó a verse anegada e igualmente se adoptó la medida de impedir el tránsito por ellas.

La situación duró aproximadamente hasta mediados de mayo. Y a mediados del presente mes de junio parece mentira que los mismos puntos ya no tengan nada que ver. El nivel del cauce fluvial ha descendido a ojos vista casi un metro y medio en el Bernesga y han dejado aquellos restos de la maleza que había sido arrastrada con fuerza por la corriente. Pero más llamativo aún resulta ver que el mismo río que presentaba una profundidad inusual hoy apenas queden unos centímetros de cauce y se observen ya amplias zonas carentes de agua.

El cambio ha sido brusco y también causa sus efectos. Como por ejemplo, el hecho de que ya sea imposible que los piragüistas que gustan de entrenar en el Bernesga a su paso por León ya no puedan hacerlo, por falta de profundidad en el río. O que algunos peces que se podían pescar en esta misma zona hoy brillen por su ausencia. Pero acaso la imagen más curiosa que deparó hace un mes la riada fue la presencia, para muchos sorprendente, de algunas nutrias en lugares tan abajo del Bernesga como el propio puente de San Marcos, como publicó entonces iLeon, un animal nada común por estas latitudes pero que llegó a descender gracias al abundante cauce. En junio esta estampa ya resulta del todo imposible.

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