La CHD impulsa la recuperación del olmo blanco para que vuelva a ser emblema de Castilla y León

Un huerto semillero en Zamora busca obtener ejemplares resistentes a la grafiosis y con alta diversidad genética para futuras restauraciones ecológicas

La CHD celebra la Asamblea de Usuarios para elegir a los representantes de la Junta de Gobierno y el Consejo del Agua de la Demarcación. Foto de archivo
La CHD celebra la Asamblea de Usuarios para elegir a los representantes de la Junta de Gobierno y el Consejo del Agua de la Demarcación. Foto de archivo

La Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) está trabajando activamente en la conservación y recuperación del olmo blanco (Ulmus laevis), una especie autóctona actualmente escasa y dispersa en la cuenca del Duero, con el objetivo de que vuelva a ser el árbol emblemático de Castilla y León. Desde marzo de 2023, un equipo de profesionales del organismo opera en el Vivero Forestal de Santa Cristina de la Polvorosa, en Zamora, donde se ha establecido un huerto semillero de una hectárea.

Este huerto alberga 245 ejemplares de olmo blanco procedentes de 60 progenitores localizados en diversos puntos de la cuenca, como Segovia, Palencia y León. La finalidad de esta plantación es la obtención de semillas con una alta diversidad genética, un factor clave para el éxito de futuras restauraciones ecológicas y para aumentar la resiliencia de la especie frente a amenazas como la grafiosis.

La iniciativa forma parte de una red nacional de conservación promovida por la Dirección General de Biodiversidad, Bosques y Desertificación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en el marco del Programa de Recuperación del Olmo Ibérico. Junto con plantaciones similares en Navarra, Palencia, Segovia y Toledo, el huerto de Santa Cristina permite el contacto genético entre poblaciones naturales aisladas. El personal del Servicio del Medio Natural de la CHD se encarga de la custodia y mantenimiento de este "semillero" al aire libre. Esta labor se suma al trabajo continuo que desde los años 80 vienen realizando el Ministerio y la Universidad Politécnica de Madrid en la mejora genética de los olmos ibéricos.

La grafiosis, una enfermedad fúngica originaria de China que llegó a Europa tras la Segunda Guerra Mundial, diezmó las poblaciones ibéricas de olmos, haciendo desaparecer la mayor parte de las olmedas y dejando únicamente brotes de monte bajo. En la península ibérica existen tres especies diferenciadas de olmos, árboles venerados tradicionalmente y plantados en lugares significativos como plazas de pueblos, ermitas e iglesias. Bajo su sombra se celebraban concejos, bailes, bodas y se leían bandos, además de ser fundamentales en las dehesas para el sesteo del ganado y la obtención de madera, leña, forraje y frutos.

La profunda vinculación social y cultural de Castilla y León con sus olmedas ha quedado reflejada en la poesía, las costumbres y la toponimia de sus pueblos. La CHD aspira a que este árbol, con una madera de gran resistencia utilizada tradicionalmente en la fabricación de carros, aperos agrícolas y estructuras en contacto con el agua, vuelva a ser un símbolo de la región. Los olmos blancos son árboles de media talla, que pueden alcanzar los 25 metros de altura, con copa amplia y que requieren suelos profundos y húmedos.

En Santa Cristina de la Polvorosa, los ejemplares están plantados en una zona de vega que proporciona humedad constante sin riesgo de encharcamiento. La disposición de los árboles favorece la polinización cruzada por insectos, lo que permitirá, una vez que comiencen a fructificar (a partir de los 15 años), obtener semillas viables y con suficiente variabilidad genética para seleccionar los individuos más resistentes a la enfermedad.

Desde la Confederación se subraya el interés en la reintroducción masiva del olmo blanco, considerándolo el árbol castellano por antonomasia y recordando que, aunque su presencia se haya reducido drásticamente en el último siglo, este es su hábitat natural y garantizado.

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