La cofradía de Nuestra Madre de las Angustias fue la encargada de cerrar el día grande de la Semana Santa zamorana. El desfile salió de San Vicente poco después de las once de la noche rompiendo el silencio de la ciudad con el sonido de las campanas del barandales y los tambores que abrían la procesión. 
 
Los tres pasos iban acompañados de la luz de los hachones de los hermanos y hermanas con caperuz y de las damas de riguroso luto que fueron las encargadas de cerrar la comitiva.
 
En la Plaza Mayor, ya entrada la madrugada, tuvo lugar el canto del Stabat Mater y de la Salve por parte del coro Jerónimo Aguado y de las personas congregadas en la Plaza, tras lo que la procesión volvió a San Vicente, el templo de salida. 

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