Cuando su paladar comprobó que el mundo del té no es tan pequeño como lo que cabe en una de esas pequeñas bolsitas de infusión, la vida y trayectoria de Verónica Hergar dio un giro hacia lo oriental. Esta leonesa comenzó a indagar hasta descubrir por qué al otro lado del mundo llevan milenios consumiendo todas las variedades que ofrece el producto de la 'camellia sinensis' o planta del té.

Su curiosidad y estudio del consumo de té le ha valido recientemente un reconocimiento, el de ser la primera sumiller de té de León y la octava de España. Lo certifica la International Tea Master Association (ITMA), una prestigiosa escuela americana que ha reconocido de esta manera el dominio de Hegar a la hora de servir y reconocer un buen té. Y es que, como ella explica, "el té no es solo negro, blanco, rojo o verde", y "tampoco es lo que nos quieren vender dentro de esas bolsitas industriales". "Como se debe tomar el té es a granel, en hoja", concreta.

Su reciente certificación la habilita, por ejemplo, para poder hacer catas de té y mostrar cómo debe ser servido y cómo beberlo para sacarle el máximo partido. Al igual que los sumilleres de cerveza o de vino, Verónica Hegar es capaz de reconocer un buen té tan solo por su apariencia, temperatura y color. A la hora de hacer una cata -explica-, primero hay que decidir cómo lo vas a infusionar, es decir, decidir los grados de temperatura del agua o tiempo de inmersión.

Y es que cada tipo tiene unas características de preparación. "Un buen té verde japonés se puede infusionar en veinte segundos", explica como ejemplo. "Si el té es de una calidad óptima, se puede incluso volver a infusionar hasta siete veces".

A su juicio, "eso es lo bonito del mundo del té", que permite jugar mucho y experimentar. "El objetivo de tomar un té no es solo disfrutar del sabor sino también de la calma que proporciona". De hecho, recuerda esta experta, el té en algunas culturas está asociado a muchas ceremonias y rituales.

De la certificación que ha alcanzado dice que ha sido "un proceso muy duro y a la vez muy enriquecedor" porque le ha permitido distinguir, infusionar correctamente o saberlo servir. Además de la realización de catas, esta certificación permite a esta leonesa crear cartas de té en base a los gustos de los clientes o a sus necesidades.

"Aunque actualmente no resido en León, estoy muy orgullosa de descubrir cómo cada vez en más sitios de mi ciudad se puede degustar una estupenda taza de té de verdad (y no del de bolsita). Eso significa que cada vez hay más adeptos a este fantástico mundo de aromas, colores y sabores, aunque todavía sigue siendo el gran desconocido", afirma.

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