Noviembre queda como el 2º peor mes de pandemia, con más de 1.000 fallecidos, 456 de ellos de residencias

El 45% de las defunciones de pacientes con COVID-19 corresponde a internos de estos centros, mientras en primavera se rozaba el 55%

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Noviembre ha concluido este lunes con un balance mensual de 1.016 fallecidos notificados con COVID-19 en Castilla y León, de los cuales 456 corresponden a usuarios de alguna de las residencias de mayores o personas con discapacidad, con lo que se sitúa como el segundo mes más trágico en este registro, por detrás de abril, cuando se registraron 1.046 muertes de residentes.

La nota predominante de estos meses de pandemia, en los que la mortalidad en la comunidad ha aumentado notablemente, es que las consecuencias del virus se han cebado con los centros residenciales. De hecho, a fecha de 30 de noviembre, casi una de cada dos personas fallecidas con COVID-19 diagnosticado eran internos de alguno de estos centros.

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Todo ello, sin saber concretamente cuántas personas fallecieron en estos centros a causa del coronavirus sin que les fuera detectado. La única cifra aproximada son las 1.105 personas que fallecieron entre marzo y mediados de junio en las residencias con síntomas compatibles con el COVID-19.

De acuerdo con los datos que sí que ha podido recabar la Junta de Castilla y León durante estos nueve meses, ha fallecido un total de 4.689 personas con COVID-19 desde el 13 de marzo hasta este 30 de noviembre, de los cuales 2.318 eran usuarios de residencias, un 49,4 por ciento del total.

En cuanto al total de los fallecimientos en hospitales de pacientes con COVID-19 (3.724), los 864 de este mes quedan también por detrás de los 1.185 de abril.

A continuación estaría marzo, con 585 -en poco más de medio mes-; octubre, con 548; mayo, con 236; septiembre, con 191; agosto con 53, junio con 52 y julio con solo 10.

En el último mes, se han producido 1.016 fallecimientos de personas con COVID-19, de los cuales 864 se registraron en los hospitales -segundo peor dato mensual solo superado por los 1.185 de abril- y otros 152 en las residencias de mayores y personas con discapacidad. Además, del total de 1.016, 456 eran residentes.

Con ello, durante el mes de noviembre, un 44,9 por ciento de los fallecimientos por COVID-19 en la Comunidad correspondieron a personas que residían en los 1.214 centros residenciales de Castilla y León.

Aunque esa tasa sea elevada, en los meses precedentes ha sido mayor, de hecho el balance de estos más de 250 días pandemia es que el 49,4 por ciento de los fallecidos con COVID-19 eran residentes, e incluso en los meses de marzo y abril se llegaba a un 55 por ciento. De hecho, en el mes de mayo el porcentaje que representan los residentes sobre el total de fallecimientos es todavía más elevado, con 204 de las 326 muertes, un 62,6 por ciento.

El mes con más residentes fallecidos fue abril, con 1.046; mientras que noviembre queda con el segundo dato más trágico, con esos 456; por delante de octubre, con un total de 260 residentes fallecidos; y marzo --216--. A continuación figura mayo, con 204 muertes; septiembre, con 90; junio, con 27 y agosto con 13. El mes con menor mortandad entre los residentes ha sido julio, con seis.

Una parte de ellos ha fallecido en los hospitales, pero en otros casos la muerte se ha producido en la propia residencia. En total, de los 2.318 residentes que han perdido la vida hasta el 30 de noviembre, 965 fallecieron en el propio centro, lo que representa un porcentaje del 41,6 por ciento. Esa tasa fue más elevada en los primeros meses y entre marzo y abril alcanzó el 47,5 por ciento, por lo que prácticamente uno de cada dos internos fallecidos no pudo ingresar en el hospital en esa fase inicial.

Así, entre el 13 de marzo y el 30 de abril -no se pueden precisar los fallecidos en residencias del mes de marzo porque el dato se empezó a dar por separado el 17 de abril- fallecieron 1.262 residentes, de los cuales 600 perdieron la vida en el propio centro.

En mayo ese porcentaje ya bajó al 44 por ciento --90 de los 204 residentes fallecidos--; y en julio no se produjeron muertes en los centros, ya que las ocho pérdidas fueron de internos que habían sido ingresados en los hospitales.

De hecho, entre primeros de julio y el 26 de agosto no volvió a notificarse el fallecimiento de un residente en su centro. En septiembre volvió a crecer ese porcentaje, ya que 38 de los 90 residentes fallecidos perdieron la vida en los centros (42,2 por ciento), en octubre fueron 75 de los 260 fallecidos (28,8 por ciento); y en el mes que hoy termina, 152 de los 456 perdieron la vida en su centro de residencia (33,3 por ciento).

  



 



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