Los Premios de la Fundación Científica Caja Rural de Zamora sumaban este viernes una nueva edición y su celebración volvió a resultar un éxito. No solo por la imponente afluencia de público, sino también por la calidad de los premiados, por los mensajes que se lanzaron desde diversas instancias, por la excelencia en el apartado musical y también por la importancia de afianzar relaciones en torno a algunos de los mejores alimentos de nuestra provincia.

Empezando por el público, más de mil doscientas personas quisieron estar arropando el trabajo de la Caja Rural de Zamora. Socios, clientes, trabajadores, empresarios, representantes públicos y privados? nadie quiso perderse uno de los momentos más importantes del año por reunir a todos los poderes fácticos de la ciudad y de la provincia de Zamora. Personalidades del mundo de la política se unieron con representantes del deporte, la cultura, las asociaciones y organizaciones o el campo.

Todo para respaldar la decisión del jurado de los premios que en esta ocasión entregó cinco galardones. La Semana Santa de Bercianos, Emilio Clavo, La Federación de Asociaciones ?Espigas?, Bomberos de Zamora y la IGP Garbanzo de Fuentesaúco subieron al escenario del recinto ferial de Ifeza para recoger los galardones como los mejores del año para la Fundación Científica Caja Rural. Fernando González, presidente de la cofradía del Santo Entierro de Bercianos de Aliste, fue el encargado de ofrecer el discurso en nombre de todos los premiados y no perdió la oportunidad de lucir la famosa capa alistana.

Los mensajes fueron muchos y variados. Nicanor Santos, presidente de Caja Rural de Zamora, y Cipriano García, director general de la entidad, agradecieron el respaldo de socios y clientes, el trabajo de sus empleados y aprovecharon para reivindicar varios asuntos que deberían redundar en reemprender con empuje y fortaleza la senda de nuestra provincia. También el alcalde de la ciudad, Francisco Guarido, mandó un mensaje de optimismo para cerrar el acto mientras fue analizando uno por uno a todos los premiados.

Tras eso, tiempo para la música. Los asistentes se sorprendieron con la presencia de Serafín Zubiri, afamado cantante que entre otras muchas cosas representó a España en Eurovisión en dos ocasiones. Su voz y su dominio del piano se fundieron con una actuación majestuosa de la Banda de Música de Zamora. Once piezas de homenaje a Nino Bravo en las que el público disfrutó y se divirtió para cerrar el acto. 

Por último, llegaba el momento de compartir mesa y mantel. Los asistentes acudieron al vino español para saciar su hambre pero también como manera de sociabilización. Conversaciones, charlas, corrillos y reflexiones se dejaron fluir entre el queso zamorano, el vino o los garbanzos de Fuentesaúco. 

En definitiva, una gala redonda en la que lo más importante, un año más, fue la reivindicación de que Zamora necesita del trabajo de todos para salir del ostracismo y de la depresión en la que lleva instalada mucho tiempo.

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