La obra, recomendada para niños a partir de tres años, cuenta la historia de un hombre que se encuentra un gato que muge, un perro que maúlla, una vaca que hace cua-cua y un pato que ladra. Se trata de un espectáculo sin palabras donde las onomatopeyas, las imágenes y la música son protagonistas. Una obra para pensar acerca de la identidad, de quiénes y cómo somos, mirándonos y mirando a los demás; un espectáculo que habla de la comunicación y de las mil maneras de hacer vínculos: de cómo, ante la ausencia de un idioma común, podemos también llegar al corazón del otro.
A partir del cuento de Beatriz Actis la compañía teatral ha construido su propia narrativa, apostando, una vez más, por una propuesta donde la forma y el contenido se dan la mano para sorprender al espectador.
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