Primer Amor es un embrión de lo que más tarde sería una buena parte de la narrativa de Beckett, pero también de ese teatro que muchos hemos amado.
Es un extrañamiento de esos que tanto gustaban a su autor. Un extrañamiento cómico, aunque parezca lo contrario, tributo a sus admirados payasos, sus admirados cómicos de principios del siglo XX: Chaplin, Keaton, Lloyd…
El protagonista, al que ni siquiera pone nombre, es un ensayo general de esos personajes; todavía es un poco humano, reconociblemente humano; todavía se mueve en escenarios que se pueden identificar como reales, aunque no sepamos situarlo en un lugar concreto desde el que nos cuenta su vida y su ¿amor? No nos tomemos el humor en serio, ¿o sí?
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