La pintura del Renacimiento, a través de tres de las doce tablas que componían el antiguo retablo del Convento de la Anunciación de Santa María Virgen, más conocido como ‘las Úrsulas’, será la protagonista del mes de abril en el Museo de Salamanca. Las tres piezas al óleo atribuidas a Francisco de Comontes y que llevan por título Cristo curando enfermos, la Flagelación y Cristo con la Verónica, han sido elegidas en conjunto como pieza del mes de abril, por lo que estarán expuestas hasta el próximo 4 de mayo en el lugar preferente de la sala V del Museo de Salamanca.
 
Los visitantes podrán admirar las piezas en el horario habitual del Museo: de martes a sábado de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 19.00 horas y domingos y festivos de 10.00 a 14.00 horas. Además, uno de los guías del Museo de Salamanca explicará la obra los viernes de 18.00 a 18.30 horas y los sábados y los días 17, 18 y 20 de abril, correspondientes a Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de Resurrección, de 13.00 a 13.30 horas, mismo horario que tendrá la explicación el domingo 27 de abril.
 
Historia de una recuperación
 
Las tres tablas al óleo atribuidas a Francisco de Comontes, discípulo de Juan de Borgoña en su taller de Toledo, pertenecen al conjunto artístico del antiguo retablo del Convento de las Úrsulas, finalizado en torno al año 1540 y formado por un total de 12 tablas. La remodelación de la iglesia en el siglo XVIII por Jerónimo García de Quiñones supuso la sustitución del retablo por la obra barroca del tallista salmantino Miguel Martínez, que es la que actualmente ocupa el altar mayor de la iglesia.
 
El desmontaje del retablo renacentista atribuido a Comontes llevó a su almacenaje y conservación en el convento hasta 1982, cuando los problemas económicos de la comunidad eclesiástica obligaron a la puesta en venta de las tres tablas catalogadas como pieza del mes de abril en el Museo de Salamanca. Cuatro años después, en 1986, el Ministerio de Cultura ejerció su derecho de tanteo y retracto, recuperando así la obra para fondos públicos y depositándola en el Museo del Prado a la espera de su restauración, toda vez que el estado de las tablas estaba deteriorado.
 
En ese mismo año, la Junta de Castilla y León logró que una Orden Ministerial avalara el futuro depósito de las tablas en el Museo de Salamanca una vez que concluyese satisfactoriamente su restauración. Desde entonces, los sucesivos responsables de la Junta en la provincia salmantina trabajaron intensamente para lograr el traslado de las tablas, hecho que se produjo, tras la restauración acometida por el Instituto de Patrimonio Histórico Español, en mayo de 2004.
 
Las tablas, extremadamente delicadas, viajaron desde Madrid albergadas en cajas ignífugas, en un camión climatizado y, una vez en Salamanca, permanecieron cerradas durante más de 24 horas, con el objetivo de que la pintura se aclimatara a las nuevas condiciones ambientales. Finalmente se abrieron, en un proceso muy cuidadoso por parte de los técnicos de la Junta, y desde entonces se encuentran en el Museo de Salamanca.
 
La importancia, por tanto, de las tablas elegidas en conjunto como pieza del mes de abril en el Museo de Salamanca radica, más allá de su propio valor artístico, en la dificultad y espera para su recuperación y en ser piezas representativas de la pintura renacentista en Salamanca.

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