Cultura

¿Qué va a pasar con la obra de Shakespeare descubierta en Salamanca?: "Si el libro se moviera de la ciudad, no tendría tanto valor"

El rector del Real Colegio de Escoceses, el reverendo Thomas Kilbride, y la encargada del fondo bibliográfico del centro, María Sánchez, no descartan encontrar obras de un calibre similar. Sin todavía saber qué pasará con el libro, ambos creen que debería quedarse en Salamanca porque así conservaría su contexto histórico y su valor contextual

Shakespeare (2)

Hallanen Salamanca la primera obra de Shakespeare llegada a España”. Estetitular corrió como la pólvora el pasado jueves gracias al gran descubrimiento quese produjo en la ciudad charra, que volvía a estar en el punto de mira no sólodel conocimiento y la sabiduría, sino también de la historia.

Esta obra de Shakespeare, desconocida hasta la fecha, seencontraba en el fondo bibliográfico del Real Colegio de Escoceses. Estecentro, que fue fundado en 1627 en Madrid por un exmilitar escocés, el coronel WilliamSemple, que tenía mujer española -María de Ledesma- y que contó con laaprobación del rey Felipe IV, se trasladó a la ciudad charra hace menos de 40años después de estar más de 200 en Valladolid, primera ciudad a la que se mudó-de 1771 a 1988, año en el que el colegio se instaló en Salamanca-.

La obra, según apuntan las primeras investigaciones tanto deJohnStones, descubridor del libro, como del propio Real Colegio de Escoceses, seencuentra en el fondo bibliográfico del centro desde poco después de sufundación. Así lo confirma el actual rector del Colegio, el reverendo ThomasAndrew Kilbride (o padre Tom), y María Sánchez, trabajadora del centro y responsablede dicho fondo bibliográfico.

Si son capaces de afirmar esto es por un indicio más queevidente: la primera hoja del libro (no tiene portada) tiene unas anotacionescon la letra del primer rector del Real Colegio de Escoceses, el reverendo HughSemple -sobrino del fundador y que era jesuita, orden bajo la que quedó ‘protegido’el centro-.

Portada interior de la obra de Shakespeare

Tal y como relata el padre Tom a este medio, Hugh Semple eraun erudito. Matemático y profesor del Colegio Imperial de Madrid, fue rector delReal Colegio de Escoceses desde su fundación hasta su muerte, en 1654. “Por lotanto, para poner anotaciones, tuvo que hacerlo antes de esa fecha”, indica entrerisas, explicando que el padre Semple “era un hombre muy culto y docto, muyformado y con intereses en muchos campos”, desde las ciencias hasta laliteratura y tanto en inglés como en español. De hecho, fue amigo de Lope de Vegaen los últimos años de vida del escritor español.

Semple también leía obras de Shakespeare, “así que como tal,no es sorprendente. Debió ser parte de su formación, sus intereses y, portanto, de su colección, dejándola en el Colegio cuando murió”. Las primeraspistas indican que el libro se publicó en torno a la década de 1630, por lo queprobablemente el primer rector se hiciese con él en esa década o en la de 1640.“Probablemente antes de la década de los 50 del siglo XVII”, sentencia el padreTom.

Un extenso fondo bibliográfico con un interésinvestigador en crecimiento

María confirma la misma teoría del rector Kilbride. “La granmayoría de libros de esa época llevan la marca o firma del reverendo Semple. Élfue quien empezó a crear el fondo”. Una colección que abarcaba también muchoslibros (de matemáticas) de su autoría y que se encuentran, igualmente, en elextenso fondo bibliográfico del centro.

En este fondo hay obras de todo tipo, también de literatura,ya que en los primeros años del Colegio de Escoceses se impartía la materia ‘Filosofíay Literatura’. Pese a que la obra de Shakespeare encontrada no versa sobredicho tema -es una obra de teatro-, estaba en la sección correspondiente.

Lugar donde fue encontrada la obra de Shakespeare

John Stones, como indicaba a este diario, descubrió la obra “porcasualidad”. Una casualidad que sorprendió gratamente a los responsables del RealColegio de Escoceses, que “para nada” pensaban tener entre sus libros laprimera obra de Shakespeare llegada a España. “Yo sospechaba que había cositasraras o un tanto sorprendentes, pero no nos imaginábamos que habría una obra escondiday desconocida de Shakespeare”, asegura el reverendo Kilbride.

Estas obras sorprendentes a las que hace referencia elactual rector son los incunables, tal y como añade María Sánchez. “Perodescubrir una obra tan importante con un contexto y una historia que parece tanimportante, tanto para el Colegio como para España y la literatura inglesa enEspaña, nos ha sorprendido gratamente”, prosigue Thomas Kilbride, quien reiteraque para nada se esperaban encontrar un libro de Shakespeare.

Ambos, María y el padre Tom, creen que este descubrimientova hacer crecer el interés por el fondo bibliográfico del Real Colegio deEscoceses. “Vamos, que se va a dar a conocer”, matiza María, puesto que hastaahora pocos investigadores acudían al mismo. Principalmente John Stones, aunqueahora “seguro que habrá otros y gente interesada que quiera saber. Esperamos unboom”.

Ni María ni el reverendo descartan que haya sorpresas de un calibresimilar, aunque entre risas reconocen que es muy complicado. “El fondo esdesconocido y hay muchos libros escondidos. ¿Por qué no va a haber otras obrasque no hayamos apreciado?”, se pregunta el actual rector. Mientras, latrabajadora del centro indica que esta obra, pese a su importancia, estabaencuadernada en piel desgastada, de manera muy “simple”, motivo por el queantes puede que no llamara la atención.

“Si el libro se moviera del Colegio no tendría tantovalor, no sería lo mismo”

“Fue un proceso. John (Stones) dijo que tenía la sospecha deque era algo importante, que no sabía muy bien su fecha y procedencia. Pero consus contactos con los expertos, y paso por paso, confirmó que era la primeraobra de Shakespeare llegada a España, desde el inicio de los años 40 del sigloXVII o algo así”. Así resume el reverendo Kilbride cómo fue el proceso dedescubrimiento de la obra, lejos de un “momento eureka”.

Esta emoción les ha impedido pensar, hasta ahora, qué va apasar con el libro. Tanto el padre Tom como María Sánchez creen que una pequeñarestauración será necesaria para preservarlo y conservarlo. Además, ambosvaloran que debería apartarse un poco del fondo normal para que esté másseguro.

El reverendo Thomas Kilbride y María Sánchez

Pero lo que también tienen en mente es que el libro debepermanecer en Salamanca, en el Real Colegio de Escoceses. “Si el libro semoviera del Colegio y estuviera en otro lugar, no sería lo mismo. Perdería algode su contexto histórico y su valor contextual. Pero aún no hemos decidido nada”,afirma el padre Tom, recordando que la obra es “patrimonio del Colegio”.

Una noticia que ha “desbordado” el Colegio

María, que se mostró sorprendida porque John destacara elvalor económico de la obra -ya que el centro la quiere conservar por su valorhistórico y patrimonial-, ha “desbordado” el Real Colegio de Escoceses. “Normalmenteestamos muy tranquilos, pero estos días han llamado, han escrito, hanpreguntado…”, apunta.

Eso no significa que sea malo, sino todo lo contrario. “Estamosmuy contentos”, afirma el padre Tom, quien se muestra sorprendido por lapositiva reacción de la gente así como porque el Real Colegio de Escoceses sehaya dado a conocer. Un colegio que casi lleva 40 años en Salamanca pero quesigue siendo un tanto desconocido para los salmantinos.

“Somos una curiosidad en la ciudad”, asegura con una sonrisael reverendo Kilbride. “Pero en una ciudad de educación e investigación, por loque es un muy buen sitio para que el Colegio persiga sus motivos y objetivos”,prosigue. Y es que el Real Colegio de Escoceses, ubicado junto al Campus Champagnatde la Universidad Pontificia, es al lugar al que acuden muchos jóvenes escocesespara proseguir su carrera sacerdotal.

Sin embargo, desde 2004 también tiene otras funciones, dadolas pocas vocaciones al sacerdocio en la iglesia escocesa. Así, alberga retiros(ejercicios espirituales para individuales y grupos de clérigos o feligreses),cursos (de formación intelectual y espiritual, sobretodo de formación continuapara los sacerdotes y diáconos), congresos (para fines educativos oinformativos) y peregrinajes (para individuos y grupos de parroquia).

Sea como fuere, su principal carácter religioso hace que lasrelaciones con la Universidad Pontificia sean fluidas y muy buenas. No en vano,tanto el padre Tom como el padre Stuart (padre espiritual del Colegio) sonprofesores adjuntos en la UPSA, de la Facultad de Teología. Asimismo, muchos delos jóvenes que llegan a Salamanca por seis meses o más realizan en el Estudiopontificio un curso de español. En definitiva, “tenemos muy buenas relaciones”,afirma Kilbride.

La relación con la USAL es más cordial, aunque existente.María, de hecho, era estudiante de la Universidad de Salamanca la primera vezque llegó al fondo del Real Colegio de Escoceses, ya que había un convenio deprácticas. También una profesora de la USAL, Elvira Julieta Miguélez, ha sidoclave a la hora de catalogar la obra, puesto que además de ser la mentora deMaría, ayudó a John Stones a resolver el ‘problema’ de la encuadernación.

Independientemente de estas relaciones, el Real Colegio deEscoceses ya ha pasado a la historia de la ciudad de Salamanca. Y de la mejormanera posible, añadiendo una obra más al extenso haber de una villa con la universidadmás antigua de España y por la que han pasado muchos de los más prestigiososintelectuales de este país. Porque como cita el refrán, “el que quiera saber,que vaya a Salamanca”.

Parte del fondo bibliográfico del Real Colegio de Escoceses

Comentarios
anónimo Hace 3 años (27/09/2020 10:05)
Cuanto va a tardar Valladolid en reclamarlo como suyo, porque ya sabemos que shakespeare nació allí <br/>207
anónimo Hace 3 años (27/09/2020 16:33)
Llevadlo a la calle del Espolio, y después a Cataluña de nuevo <br/>117
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