El acta redactada por el gallego expone en el apartado de público que “en el minuto 89, cuando entré en el área para señalar un fuera de juego, más cercana a donde se encontraban los espectadores del club local, debido a las camisetas y banderas que llevaban, me tiraron una piedra de hielo que no llegó a impactarme, pero me pasó a poca distancia de la cabeza. Recogí dicha piedra de hielo y se la entregué al delegado de campo, pudiendo continuar el encuentro sin más incidentes. Al finalizar el partido, el mismo sector de público que redacté anteriormente, lanzaron varios objetos al terreno de juego, cuando aún estaba allí situado el portero del club visitante, sin llegar a impactarle ninguno de esos objetos, pudiendo retirarnos del terreno de juego sin más incidentes”.
El trencilla, cuya actuación estuvo marcada por la expulsión de Pablo Zegarra por mandarle continuamente sentar y por pitar un fuera de juego en el último minuto que terminaba en penalti y que era inexistente sin lugar a duda, recibió bastantes críticas por parte de jugadores y cuerpo técnico al final del envite.
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