Ha pasado directamente del césped a los despachos. Extrapola la garra que poseía en el campo a la pelea por sacar adelante una institución profundamente modesta. Chema es muy querido en el pueblo y también por los jugadores, muchos de los cuales compartieron vestuario con él: “Estamos muy sorprendidos porque no esperábamos arrancar de esta manera. Viendo el trabajo y la actitud del equipo estábamos tranquilos cuando se encadenaron varios empates y aparecieron las dudas. Confiábamos en las ideas del entrenador y la unión del grupo”.

El gerente del Guijuelo reconoce que el anterior presidente, Jorge Hernández, ha sido parte importante en la parcela deportiva: “Cuando yo llego, había un trabajo hecho y el fichaje del entrenador fue una apuesta personal de Jorge. Él conoce muchos jugadores y en la planificación también ha participado De la Barrera. Entre todos nos ayudamos aunque la cabeza visible sea yo”.

Es consciente de la modestia de la entidad que intenta capear como puede: “Tenemos un presupuesto muy bajo y hay que pelearlo. El ayuntamiento y la denominación están apoyando y nos gustaría implicar a más empresas. Es el club del pueblo que se siente muy identificado”.

Chema no quiere pensar en fase de ascenso: “No hay que pensar en metas a largo plazo. Estamos viviendo un sueño que nos gustaría mantener lo máximo posible, pero el objetivo todavía no cambia”

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