El duelo fue muy competido y ambos equipos comenzaron el mismo con las espadas bien en alto, anotando y en ningún momento dejando que su oponente se marchara en el tanteador, con los charros librado alguna ventaja importante de los locales.
El choque se volvía loco en los compases finales de encuentro y cualquiera de las dos escuadras podía hacerse con el triunfo, ya que anotaban y defendían a la máxima potencia. Al final, fueron los de Salamanca los que no aprovecharon sus acciones y los que acabaron cediendo como más duele, por la mínima y en una batalla igualada y dura.
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