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El coronavirus juega el partido más difícil de arbitrar para la ‘charra’ Espe Mendoza

Ha pasado de dirigir encuentros en la Liga ACB a trabajar en una residencia de mayores.

Espe Mendoza (3)

Con 36 años, Espe Mendoza,nacida en Cáceres y afincada en Salamanca desde 2012, arbitraba el Real Madrid –Zaragoza de la Liga ACB el 8 de marzo. Cuatro días después, Trey Thompkins,jugador del equipo blanco, daba positivo por Covid-19. La temporada, tercerapara Mendoza en la máxima categoría del baloncesto español, entraba entonces enun parón que continúa.

“Al haber estado dirigiendo aese jugador en aquel partido, tuve miedo de estar contagiada y me aislévoluntariamente en casa durante dos semanas. En ellas busqué empleo paraaportar mi granito de arena y me llamaron para trabajar en una residenciasituada a quince minutos de Salamanca”, relata Espe Mendoza, educadora social yauxiliar de enfermería, a SALAMANCA24HORAS.

Este viernes se cumple unasemana desde su contratación: “Hay muchas necesidades y hago de todo, como elresto de personal. Me tocan tareas de cuidado, limpieza, alimentación,medicación… La realidad supera a la ficción. Lo que se percibe en los medios decomunicación es poco con lo que uno se encuentra en una residencia. Hay quetener en cuenta que muchos mayores son dependientes y están encamados o conoxígeno asistido. Trabajamos a marchas forzadas seis días a la semana, aunquepor necesidades, algunos compañeros han llegado a dedicar diez jornadas seguidos.Estamos desbordados para evitar la propagación del coronavirus, pues muchasvidas penden de un hilo”. Mendoza se siente tranquilapor poder contar con medios de protección individual y porque su residenciaesté bien equipada: “Mi función en este centro se parece a la del arbitraje en quese trabaja en equipo y en la presión a la que estamos sometidos. Ahora tengoque dar el cien por cien durante ocho horas muy intensas en las que no puedoparar ni un segundo. Además, el equipamiento me hace sudar y no puedo tocarmeni beber agua”.

Este nuevo trabajo tampoco lepermite descansar del baloncesto, pues se entrena en casa y mantiene reunionestelemáticas con el departamento arbitral. “Echo de menos el deporte,tanto verlo como practicarlo. Ahora no puedo ir al gimnasio ni llevar la vidaanterior de viajes, partidos… He pasado de la noche al día, pero actualmentesolo pienso en trabajar y en meterme en casa”, explica.

“Es la situación más difícilque me ha tocado vivir a nivel social. Todos estamos sobrepasados y loscompañeros de la residencia que más tiempo llevan trabajando en ella cuentanque se ha saltado de la tranquilidad al estrés. Al ir con prisas no seréconsciente de lo que estoy viviendo y afrontando hasta que esto pase”, añade.En ese momento, la bocina sonará y Espe Mendoza podrá contar que se acabó elpartido más difícil de arbitrar.

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