Era martes, 9 de diciembre de 2003. El Santiago Bernabéu erael escenario del último partido de la Fase de Grupos de la Champions League dela temporada 2003/2004, novedosa porque era la primera que eliminaba la segundaFase de Grupos existente hasta aquel año.
Sobre el terreno de juego se enfrentaban el Real Madrid deCarlos Queiroz, uno de los grandes favoritos para hacerse con el torneo al ser ‘elMadrid de los Galácticos’; y el Oporto de un joven José Mourinho y que sepresentaba como campeón de la UEFA y que, a la postre, sería campeón del torneode clubes más importante de Europa.
El encuentro era un mero trámite. Los portugueses tenían quegolear al Madrid para arrebatarles la primera plaza del grupo, algo que parecíaimposible tras adelantarse los blancos con un gol de Hernán Solari. Pese a quelos de Mou empataban el choque, los minutos pasaban bajo una incesante lluviaque hacía del choque aún menos apetecible. Sin embargo, tanto los 40.000espectadores allí presentes como todos los telespectadores que estaban en suscasas viendo el partido no imaginaban lo que iba a suceder en el minuto 57.
Santiago Segurola, para el diario ElPaís, lo relataba de la siguiente manera: “un espontáneo se encadenó alposte de una de las portería con una camiseta en la que podía leerse:"Pido justicia. Reclamo mi herencia al Vaticano”. Pese a que logró ‘esposarse’al poste de la meta defendida por César Sánchez, los agentes de la PolicíaNacional lo retiraron inmediatamente, por lo que el partido apenas tuvo quepararse poco más de 60 segundos.
Ese espontáneo era salmantino, y reclamaba una herenciafamiliar que le correspondería al ser “el único heredo charro” del Virrey deSicilia -primo de su padre, según afirmaba-, sobrenombre con el que eraconocido este vecino de la localidad salmantina. Tal y como recogía laperiodista Mercedes Casal para el extinto diario Tribuna, este charro intentó dar visibilidad para reclamar “unagran fortuna, de valor incalculable” que nunca recibió.
Pese a que todo quedó en una mera anécdota -salvo para él,que recibió una sanción por irrumpir en el partido-, aquel día todo el mundo pudoconocer la historia del Virrey de Sicilia, que años después saldría en diversosprogramas de televisión, principalmente de la cadena Cuatro.